Bajó del altar, con la cara iluminada por la emoción. Buscó con la mirada y rápidamente los encontró a sus padres. Estaban allí, en uno de los primeros lugares. Habían viajado desde Catriel y también estaban poniendo a prueba sus corazones, de tantas emociones contenidas. Y entonces llegó el abrazo, profundo, silencioso, desde el alma.

Ocurrió luego de la consagración del nuevo sacerdote en la Catedral de la diócesis del Alto Valle, Nuestra Señora del Carmen, en General Roca. El obispo Alejandro Bena le entregó el manto y tomó los votos al diácono Julio Alexis Oser, un joven que descubrió su vocación a los 15 años y que luego de terminar el secundario, tuvo que atravesar su formación sacerdotal durante ocho años.

: Emoción: el obispo ordenó a un nuevo sacerdote en la Catedral Nuestra Señora del Carmen

Ese momento de profunda reconciliación, ese abrazo prolongado, tenía su razón especial. Cuando Alexis les contó a sus padres sobre su vocación, no fue bien recibida. Tenían sus dudas. “Ellos querían que siguiera Medicina, como les había dicho, porque si el tema era ayudar qué mejor que eso”, contó el flamante sacerdote.

“La cuestión es que esa comida familiar terminó mal. Ellos se enojaron porque no me entendían; yo me enojé por lo mismo… Pero después estuvieron siempre presentes y me acompañaron”, comentó.

: Video: León Gieco cantó «Solo le pido a Dios» en el Vaticano y emocionó al papa Francisco

El padre Temer Mukler, un sacerdote que tomó los hábitos ya adulto, fue su director espiritual durante aquellos años en que definió su vocación. El conocía esta historia familiar y fue el que publicó la imagen en sus redes sociales. El momento que demostraba que el tiempo de la reconciliación había llegado.

Bajó del altar, con la cara iluminada por la emoción. Buscó con la mirada y rápidamente los encontró a sus padres. Estaban allí, en uno de los primeros lugares. Habían viajado desde Catriel y también estaban poniendo a prueba sus corazones, de tantas emociones contenidas. Y entonces llegó el abrazo, profundo, silencioso, desde el alma.

Ocurrió luego de la consagración del nuevo sacerdote en la Catedral de la diócesis del Alto Valle, Nuestra Señora del Carmen, en General Roca. El obispo Alejandro Bena le entregó el manto y tomó los votos al diácono Julio Alexis Oser, un joven que descubrió su vocación a los 15 años y que luego de terminar el secundario, tuvo que atravesar su formación sacerdotal durante ocho años.

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Ese momento de profunda reconciliación, ese abrazo prolongado, tenía su razón especial. Cuando Alexis les contó a sus padres sobre su vocación, no fue bien recibida. Tenían sus dudas. “Ellos querían que siguiera Medicina, como les había dicho, porque si el tema era ayudar qué mejor que eso”, contó el flamante sacerdote.

“La cuestión es que esa comida familiar terminó mal. Ellos se enojaron porque no me entendían; yo me enojé por lo mismo… Pero después estuvieron siempre presentes y me acompañaron”, comentó.

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