Los números hablan. Los números muestran realidades y desnudan falencias. Podríamos decir que algo de eso sucedió el miércoles cuando la intendenta de Roca, María Emilia Soria, presentó el balance del 2020.

No es una alarma lo que surgió de repasar esos datos, pero sí un llamado de atención.

Roca viene desde hace varios años, podríamos decir desde que los Soria gobiernan la ciudad, con superávits que daban muestras de ingresos sostenidos y sobre todo de un control de los gastos poco habitual en las comunas de cualquier parte del país.

Los números del 2020 aportan dos datos a tener en cuenta y que exigen acciones para evitar que se repita. Uno es la baja de la recaudación, sostenida por años en la ciudad y eje de varias gestiones. Y la otra es la caída de las regalías.

Como quiera que sea, que la segunda ciudad de Río Negro pase de tener un superávit en 2019 superior a los 142 millones a uno de apenas 26,7 millones, es sin dudas una señal de alerta.

Es cierto que hay atenuantes que tienen mucho peso. Uno de esos es la pandemia que obligó a gastar en varias cuestiones no presupuestadas y atender demandas que no estaban en los planes de nadie y otro el tema del transporte, que ante la partida de la Cooperativa 18 de Mayo la comuna se vio obligada a prestar un servicio de emergencia que ya le demandó una suma millonaria.

Podríamos decir también que la pandemia, el desempleo y la caída de algunos indicadores, empujaron también a que caiga la recaudación.

El municipio de Roca tiene herramientas para revertir este escenario, porque en definitiva, pequeño o simbólico, aún tiene superávit y eso es un punto valioso.

Esta vez podríamos decir que Roca tiene nuevos caminos para conseguir recursos nacionales. Nada menos que el hermano de la intendenta es el ministro de Justicia y eso será una llave para gestionar ante Nación. Habrá que ver cuánto se puede lograr del gobierno central para hacer obras y no gastar dineros del municipio.

Por: Jorge Vergara [email protected]