El paro general convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT) fue descalificado por el Gobierno argentino, calificándolo como «el más débil de la historia». El vocero presidencial, Manuel Adorni, afirmó que la adhesión a la huelga fue mínima y que la mayoría de la población «desprecia» a los líderes sindicales.

En conferencia de prensa, los cotitulares de la CGT, junto a otros referentes sindicales, evaluaron el alcance del paro general y advirtieron que el Gobierno los está llevando a un límite. Sin embargo, Adorni contradijo estas declaraciones y consideró que el paro fue un «fracaso absoluto».

El secretario general de la CGT, Héctor Daer, subrayó el respaldo que recibió la medida de distintos sectores de la sociedad y lo catalogó como un «llamado de atención a las autoridades». También cuestionó las políticas de ajuste del Gobierno, que afectan a los jubilados y a los sectores más vulnerables.

Por su parte, Pablo Moyano, secretario adjunto del gremio de Camioneros, minimizó las críticas del Gobierno y advirtió que podría haber una mayor conflictividad si no se realizan cambios en las políticas oficiales.

En definitiva, el paro general convocado por la CGT fue una muestra de descontento generalizado con la situación económica y las políticas del Gobierno. Los dirigentes sindicales destacaron la necesidad de que se reevalúen estas políticas y consideraron el paro como una señal de advertencia para cambiar de rumbo.