El horario de ingreso escolar en un establecimiento primario de la ciudad se vio convulsionado hoy, cuando una pequeña quedó encerrada en el interior de un vehículo. Por fortuna, todo terminó en forma positiva con la colaboración de otros padres, bomberos, y un cerrajero que al conocer la situación no le puso precio a su trabajo.

Pasadas las 13 de hoy, la escuela ubicada sobre calle Teniente Ibáñez (entre Miguel Muñoz y Sarmiento) llevaba adelante sus actividades habituales, así como los padres de los alumnos iban arribando al sector para dejar a sus niños.

Fue durante ese trajín diario, que arribó una mamá a dejar a su hijo al colegio. Lo hizo en auto y en el interior también iba su hija de año y medio. Fueron milésimas de segundos, la mujer bajó para acompañar apenas unos pasos al niño, cuando las puertas se trabaron con el seguro y la pequeña quedó encerrada.

Allí comenzó una situación desesperante, no sólo para la madre de los niños, sino para otras mamás, padres y familiares que se acercaban al colegio. Muchos intentaron colaborar, pero fue complejo por el tipo de sistemas que utilizan los autos.

Trataron de llamar a cerrajerías, pero fue sumamente difícil. Se pidió la asistencia de Bomberos, que rápidamente llegó al lugar, trataron de colaborar, pero, según contaron testigos ocasionales, justo apareció un cerrajero (en pantuflas) y al enterarse que había una niña, no dudo en practicar varias maniobras.

Había pasado una media hora, de acuerdo al relato de algunas personas que pasaban por allí, cuando el hombre logró abrir el auto. Lo hizo con un elemento que alguien le facilitó, no era parte de sus herramientas. Los vecinos que estaban allí destacaron el hecho de que no les cobró ni un peso, sólo compartir el alivio de “rescatar” a la niña.

La pequeña estaba en perfectas condiciones, un tanto sorprendida con todo el movimiento que se generó en torno al vehículo. Fue un gran susto para la madre, emoción que compartieron otros padres y que por fortuna terminó con un abrazo entre madre e hija.