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Editorial: Ahora importa la inversión provincial

La discrecionalidad provincial en el reparto del presupuesto para obras nunca fue un tema central para los gobiernos de Roca durante los últimos diez años.

Al contrario de lo que puede suponerse un reclamo legítimo de una ciudad desfavorecida por no estar administrada bajo el mismo signo político que el gobierno rionegrino, acá esa particularidad no formó parte de las prioridades.

La buena salud financiera del municipio tuvo mucho que ver en esa postura, porque la acumulación de años sin déficit ni deudas, los ahorros bancarios y la buena conexión con Nación -al menos hasta el 2015- permitieron proyectar un esquema propio para infraestructura.

El otro factor se dio por los intereses políticos del exintendente, Martín Soria. Mientras más lejos de Roca estuviesen los fondos provinciales, mejor para la construcción de una imagen bien diferenciada de Juntos y sus candidatos.

La estrategia tuvo validación electoral en la ciudad , pero ese éxito en las urnas nunca laeximió de riesgos.

Pueden existir ahorros, puede destinarse un porcentaje importante del global de recursos para obras. Lo que no puede repetirse interminablemente es una política de asfalto y cordón cuneta. En algún momento de la historia la comunidad hará saber que estuvo muy bien haber cubierto esa necesidad, pero que también es bueno pensar en el desarrollo a mediano y largo plazo.

Y el presupuesto local es chico para las inversiones que necesita Roca camino a ese horizonte.

Un buen ejemplo sobre esta situación surgió la semana pasada, con el lanzamiento del plan municipal para la entrega de créditos hipotecarios.

La idea es conceptualmente positiva, pero la masa de dinero disponible en esta primera experiencia es acotada. Serán 100 millones, que en el mejor de los casos permitirán construir 40 casas, con créditos de hasta 2,5 millones para unidades de hasta 50 m2. La segunda opción ofrece préstamos de hasta 3,5 millones para viviendas de hasta 70 m2. Como referencia, vale recordar que las casas que entrega el IPPV son por lo general de 60 m2.

Sin dudas, es mejor tener este programa que no destinar un solo peso municipal a la política habitacional. El problema no está ahí. El problema está en las 231 viviendas que siguen congeladas en el tiempo al norte de la calle Evita y en las decenas de casas más que Roca vio pasar de largo durante los últimos años, porque el gobierno rionegrino prácticamente no ejecutó planes en la segunda ciudad más poblada de la provincia.

La intendenta María Emilia Soria lideró, a través de los legisladores de su sector, el rechazo al Presupuesto provincial 2021, precisamente por la discriminación que sienten los jefes comunales opositores en la asignación de fondos para obras.

Puede haber una matriz decidida a corregir las distorsiones. Lo que no puede perderse de vista es que la pandemia arrasó con esa estabilidad financiera que disfrutaba el municipio de Roca. Ahí está la clave de este nuevo tiempo, en el que importa y mucho la inversión provincial.

Un presente inédito para autoridades locales acostumbradas a la autonomía que ofrecen las cuentas bancarias robustas.

Por: Hugo Alonso [email protected]

(Gentileza lacomuna)

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