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La historia del Pulpero de Las Grutas: una vida de mucho sacrificio

La historia del Pulpero de Las Grutas: una vida de mucho sacrificio

Cristian Firmapaz se hizo popular por una “proeza al volante” que para él, forma parte de sus días y tiene que ver mucho más con el duro oficio de ser pulpero que de sus días como influencer de la marca del ovalo. Te contamos su historia de vida.

La vieja F100 pasó por donde las 4×4 de lujo ni se animan. Surfeó las olas de la playa de El Sótano y fue inmortalizado en un video que llegó hasta las oficinas del CEO de Ford Motor Company.

Pero detrás de este momento de gloria para los fierreros, hay una historia de esfuerzo y sacrificio. Y también de necesidades: no venía de pasar un día de playa, regresaba cargado de leña para comercializar en San Antonio y Las Grutas, luego de haber madrugado a las 3 y media de la mañana.

“Mi sueño es el de todos, tener un trabajo estable, una obra social para mi mujer y mis chicos. Ojalá puedan darme una nueva camioneta o restaurarme la que tengo”, reflexiona. Y lo que Ford no hace, lo hace la gente. Ya recibió más de 400 transferencias solidarias desde distintos puntos del país, e incluso del exterior, en esta cruzada denominada “Que Ford le regale una camioneta”, grupo de Facebook que tiene más de 10.000 integrantes.

Cristian continúa la tradición familiar y el oficio de pulpero, que realiza de noviembre a mayo, mientras cumple tareas de albañilería, mecánica, junta leña y hasta hace fletes. “Lo que sea para mantener a la familia”, dice. Un grupo familiar que está conformado por su esposa y sus tres hijos.

El Pulpero Viral tiene 35 años y cuando el pulpo arrima, comienza sus jornadas antes que salga el sol. Comenzó a trabajar cuando tenía 17 años y maneja la chata desde los 12.

Se levanta todos los días a las 4 de la mañana para salir a pulpear en su famosa camioneta de 1974. “Es mi único capital, me da de comer y la cuido mucho. Siempre estoy haciéndole algún arreglo, pero jamás me deja a pata”, dice.

“Quedarse a pata” puede ser bastante complicado: alguna vez tuvo que caminar más de 30 kilómetros para tener señal de celular y realizar un llamado de auxilio.

En el puerto lo conocen como El Negro o El Pata Firmapaz. Todos los días junta entre 15 y 18 kilos de productos, aunque a veces apenas llega a 8 y la ganancia es escasa, dado que tiene un alto gasto de combustible.

En su casa son 11 personas: entre sus padres, sus hermanos, su esposa y sus tres hijos. Y en los próximos meses serán 12, porque su hija mayor está embarazada de seis meses y próximamente será abuelo: “Está bueno ser abuelo de joven. Mi nieto va a pensar que soy inmortal. Jaja”.

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