Tras el Decreto de Necesidad y Urgencia firmado el día anterior por Alberto Fernandéz, comenzó, al igual que en el resto del país, la cuarentena en General Roca. Un móvil de la policía Federal informaba por altavoz las nuevas disposiciones sanitarias, mientras las y los vecinos de la ciudad se apresuraban a conseguir provisiones y a hacer los últimos trámites presenciales antes de refugiarse en sus hogares.

Luego de ese día, y por al menos varias semanas, la ciudad nos ofreció una postal desoladora digna de una película apocalíptica. Por largos períodos de tiempo, las calles estaban vacías y la mayoría de los comercios permanecían cerrados. Solo se podía circular para cubrir las necesidades esenciales.

Si bien el Decreto firmado por el presidente anunciaba que, inicialmente, las restricciones serían hasta el 31 de marzo de ese año, todos sabemos lo que sucedió después: debido a la propagación del virus, la cuarentena debió extenderse y, cada dos semanas aproximadamente, el presidente anunciaba la nueva expansión del distanciamiento social, que finalmente duró casi dos años.

Al día de hoy, aunque la amenaza del virus el SARS-CoV-2 todavía es una realidad y muchas personas siguen contagiándose, afortunadamente y gracias a la campaña de vacunación contra el Covid-19, se logró reducir la mortalidad producida por esta enfermedad. Sin embargo, esta despiadada pandemia dejó un saldo de cientos y cientos de personas que perdieron la vida en nuestra ciudad.