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Abuso sexual en manada: silencio y tensión en la cárcel

Una denuncia de abuso sexual a un preso sacudió el Establecimiento de Ejecución Penal N° 2 de Roca. El ataque se habría producido dentro del Pabellón 1 del complejo penitenciario más importante de Río Negro. Mientras la fiscalía trabaja en el caso y se esperan las pericias médicas forenses, trascendió que el clima dentro de la ex alcaidía es de extrema tensión.

Según los datos que se pudieron conocer, ante un estricto hermetismo, el incidente se produjo cuando un grupo de internos de la celda 1 logró irrumpir violentamente en la celda 2 del pabellón 1. Para ingresar realizaron un boquete en una de las paredes lindantes y lo tomaron por asalto. Ya en el interior, habrían sometido sexualmente a un interno conocido en la región con antecedentes penales por robos menores.

La fiscalía se limitó a brindar pocos detalles por razones de reserva de la causa, aunque confirmó la existencia de una denuncia. Según pudo conocer un medio local, la motivación detrás del ataque no respondería a una venganza personal, sino que se trataría de una metodología para acumular poder dentro del mismo contexto penitenciario. Fuentes confiables indicaron que los perpetradores buscan generar un “mensaje” dentro de la dinámica interna de la cárcel. Este hecho, junto con la conflictividad que crece en esta época del año, generó un clima de extrema tensión.

 

Los códigos tumberos que obstaculizan la investigación

Si bien la fiscalía se encuentra a la espera de los resultados de las pericias médicas forenses, que serán clave para confirmar el ataque sexual, la investigación presenta grandes dificultades. Una de las principales barreras es el silencio que impera dentro de la comunidad carcelaria. Los códigos tumberos dificultan la obtención de testimonios directos sobre lo ocurrido. Los internos que se atreven a hablar sobre hechos como este son estigmatizados y considerados “buchones”, lo que, en la jerga penitenciaria, significa un destino de represalias mucho más severas.

En la jerarquía interna de las cárceles, los prisioneros manejan un sistema de normas no escritas, en el que el denunciar a otro está penado con una violencia extrema, tanto física como psicológica. Estas reglas internas complican el accionar de la Justicia, que depende, en muchos casos, de la colaboración de quienes viven en ese entorno para esclarecer los hechos.

A su vez, se sabe que, dentro del establecimiento, los internos adoptaron una postura de recelo, y la tensión se mantiene alta desde el sábado pasado. Aunque las autoridades penales trabajan en el esclarecimiento del caso, las dinámicas de poder entre los internos dificultan el avance en la investigación. La denuncia anónima, que podría ser una de las vías de acceso para obtener información, sigue siendo una de las pocas opciones que queda para poder obtener la verdad.

 

En resumen:
Resumen en español del contenido en 100 palabras

Una denuncia de abuso sexual a un preso sacudió el Establecimiento de Ejecución Penal N° 2 de Roca. El ataque se habría producido dentro del Pabellón 1 del complejo penitenciario más importante de Río Negro. Mientras la fiscalía trabaja en el caso y se esperan las pericias médicas forenses, trascendió que el clima dentro de la ex alcaidía es de extrema tensión.

Según los datos que se pudieron conocer, ante un estricto hermetismo, el incidente se produjo cuando un grupo de internos de la celda 1 logró irrumpir violentamente en la celda 2 del pabellón 1. Para ingresar realizaron un boquete en una de las paredes lindantes y lo tomaron por asalto. Ya en el interior, habrían sometido sexualmente a un interno conocido en la región con antecedentes penales por robos menores.

La fiscalía se limitó a brindar pocos detalles por razones de reserva de la causa, aunque confirmó la existencia de una denuncia. Según pudo conocer un medio local, la motivación detrás del ataque no respondería a una venganza personal, sino que se trataría de una metodología para acumular poder dentro del mismo contexto penitenciario. Fuentes confiables indicaron que los perpetradores buscan generar un “mensaje” dentro de la dinámica interna de la cárcel. Este hecho, junto con la conflictividad que crece en esta época del año, generó un clima de extrema tensión.

 

Los códigos tumberos que obstaculizan la investigación

Si bien la fiscalía se encuentra a la espera de los resultados de las pericias médicas forenses, que serán clave para confirmar el ataque sexual, la investigación presenta grandes dificultades. Una de las principales barreras es el silencio que impera dentro de la comunidad carcelaria. Los códigos tumberos dificultan la obtención de testimonios directos sobre lo ocurrido. Los internos que se atreven a hablar sobre hechos como este son estigmatizados y considerados “buchones”, lo que, en la jerga penitenciaria, significa un destino de represalias mucho más severas.

En la jerarquía interna de las cárceles, los prisioneros manejan un sistema de normas no escritas, en el que el denunciar a otro está penado con una violencia extrema, tanto física como psicológica. Estas reglas internas complican el accionar de la Justicia, que depende, en muchos casos, de la colaboración de quienes viven en ese entorno para esclarecer los hechos.

A su vez, se sabe que, dentro del establecimiento, los internos adoptaron una postura de recelo, y la tensión se mantiene alta desde el sábado pasado. Aunque las autoridades penales trabajan en el esclarecimiento del caso, las dinámicas de poder entre los internos dificultan el avance en la investigación. La denuncia anónima, que podría ser una de las vías de acceso para obtener información, sigue siendo una de las pocas opciones que queda para poder obtener la verdad.

 


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