Usted esta aquí
Inicio > Regionales >

Aquelarre cumple 55 años: un icónico boliche que superó un incendio, una pandemia y cambió las noches valletanas

Este sábado 23 no será un día más en la noche del Valle, Aquelarre, uno de los lugares más emblemáticos de Roca cumplirá 55 años. Es mucho más que uno de los boliches más reconocidos y convocantes de la región. En su momento, durante su época dorada, estuvo posicionado entre los mejores del país e incluso de Sudamérica. El boliche, que irrumpió en la vida nocturna regional en todos los aspectos, incluso desde su arquitectura, sigue siendo un epicentro de la ciudad y forma parte de su gran historia.

Logró subsistir a un incendio en la primera edificación y luego se convirtió en una super megadisco. Explotó en las décadas del 80 y 90. Todas las experiencias eran distintas y únicas. Impactante desde donde se lo mire, diferentes generaciones disfrutaron cada gran fiesta del lugar y aún lo siguen haciendo.  

El mítico lugar tendrá su fiesta de aniversario con una “Noche 80 y 90 – Modo Retro” y uno de los grandes organizadores es Orlando Mayer.  Comenzó a trabajar como iluminador y luego, con el paso del tiempo pasó a ser el histórico DJ que todas las personas pedían en las inigualables fiestas de los sábados en Aquelarre.

Orlando habló con un medio roquenseoca, recordó sus inicios, las primeras noches en el lugar acercándose a la cabina, hasta posteriormente ser uno de principales protagonista haciéndose cargo de las bandejas y vinilos. A través de su relato permite que quienes sean nostálgicos, puedan transportarse a aquellos momentos y anécdotas seguramente inolvidables:

“Cuando Aquelarre se empezó a armar, pedí trabajo y me probaron como iluminador. Después empecé a poner los lentos”. «Se ponía movido y lento en el medio, entonces era todo un tema, tenías que bajar un temita y subir con otro. Al tiempo me probaron como DJ único y quedé. Fue una noche muy especial, ahí armé largadita y detalles de esa época. Tenía 25 años creo. En ese momento arranqué este camino de buena música”.

«Aquelarre siempre fue un nombre muy importante dentro de la noche valletana. En el primer Aquelarre yo era bastante chico, igual venía, a acompañar a mi hermana, porque vinieron DJ´s muy importantes. Entonces yo me quedaba en la cabina, mirando nada más. Tenía 14, 15 años nada más». Rememoró.

Destruido por un extraño incendio en octubre de 1982, seis años después fue reinagurado, acompañado de la más alta tecnología en audio e iluminación y la más refinada y exquisita arquitectura.

Los socios fundadores fueron Carlos Gadano, Alberto Suertegaray, Ángel Balduini, Gastón y Eduardo Saint Martin, Rolando Bonacchi y Jorge Richmond. Luego, con la finalidad de ampliar su capital social, se incorporaron Hugo Ernst, Victoriano Muneta, Aldo Balbín, Renán Urdinez y José Fabi, aunque con el correr del tiempo, algunos socios transfirieron sus acciones hasta que la sociedad se disolvió.

Para el diseño del “nuevo” Aquelarre, Balbín viajó a conocer lo último en tendencias y buscar ideas tanto en los lugares icónicos de la noche porteña como en los boliches top europeos, sobre todo en la costa marbellí. Hoy los resultados se pueden visualizar en este lugar orgullo de la región.

Respecto al regreso del legendario boliche, Orlando comentó:

«Cuando se hace el nuevo Aquelarre se fue gestando la noche a medida que iba progresando la construcción. Porque eso abría exclusivamente el sábado. Venía gente y se sacaban los andamios, se sacaba la tierra, era todo cemento, y así se iba generando la noche, la gente venía ver que había de nuevo, hasta que se inauguró».

«Cuando se inaugura, después de varios años de construcción, se inauguró con el sistema de luces, el octógono, los brazos y varias cosas más. Era una supermegadisco, algo muy diferente a lo que fue el principio». «El primero de los boliches era más chico, más rústico, pero hermoso. Se destruyó 100%». Detalló.

Aquelarre siempre estuvo a la vanguardia, su trascendencia fue tan grande que llegó a estar entre los mejores y más destacados boliches de Sudamerica. La diferencia que lo distingue con el resto, es que pudo perdurar a través del tiempo. 

«Forma parte no solo del valle, del alto valle, sino gente de otro lado que cuando pasaban, paraban exclusivamente para la noche de Aquelarre, era conocida en todo el país». Afirmó.

En relación a la música que es escuchaba durante la noche en el esplendor de la «Catedral», como también era conocido el epicentro de roquense, Orlando compartió su recuerdo compitiendo durante 16 años en la denominada «Batalla de los DJ». Mencionó que participaban discjockeys de Punta del Este (Uruguay), Brasil, Chile y otros países. Resaltando que también venían DJ españoles. «Las ‘batallas’ se hacían en Mar del Plata, Punta o Buenos Aires. Una vez, el boliche funcionó como sede y vinieron todos». Expresó con una sonrisa, reviviendo aquellos grandes e inolvidables años mientras los repasaba.

«Si me tuviese que transportar me gustaría al 86, 87, 88, plena vigencia de música de los 80. Era impresionante tener tanta buena música. Era un desafío toda la noche, poner música para tanta cantidad de gente. No podía faltar ZZ TOP, LED ZEPPELIN, que son los 70 pero los transportamos a los 80. No podía faltar The Clash, Van Halen, alguno de The Police, Depeche Mode, Phil Collins, Génesis. Nada podía faltar».

En cuanto a la vestimenta, también mencionó detalles de aquella gran y flamante época. 

«Tenías que venir bien vestido. No podías terminar un partido de fútbol y venir a bailar, no, no entrabas. Porque es así, si vas a un lugar tenés que destacarte, mínimamente venir presentable, las chicas venían impecables. De hecho, cada vez que cumplían 15 años el regalo era venir a Aquelarre, cumplían 15 y las autorizaban a venir, imaginate como venían, la quinceañera y las amigas. Venir acá no era una cosita más, era pasar toda la noche, no venías por una hora, entrabas a las 00:00 y te ibas a las 6 y media. Era pasar toda la noche acá». Recordó.

Acerca de los tragos característicos de aquel momento, especificó:

«Gancia, destornillador (un cóctel hecho a base de de vodka y de jugo de naranja recién exprimido, o en su defecto, refresco o jugo industrial sabor naranja), gin tonic, whiscola, séptimo regimiento (se prepara con bebidas blancas y de alta graduación alcohólica como Vodka, whisky, ron, tequila, Ginebra, Granadina, Triple sec, Vermouth, Campari, Jerez, Cognac), ese era matador (risas), Fernet, un poco, cerveza casi nada, sidra, champagne muy poco. El gancia reemplazaba al fernet».

Además, se sumó a la charla, Hugo Molina, otro de los reconocidos DJ de las históricas noches de Aquelarre, y habló respecto a la cultura del antes y el ahora:

«El Fernet no era tanto de boliche, había, pero era más para una juntada, se consumía más en las casas, después fue mutando todo y hoy tenes de todo. El consumo cambió totalmente. También, quizás había otra cultura de tomar, que era parte de la diversión, pero no era el centro, no había previa, como bien lo dice la palabra, era un aperitivo. Venías a bailar y te tomabas algo, pero no era el fin. No la voy juzgar ni nada, son épocas distintas, pero hoy quizás los chicos que salen hacen toda una previa y el boliche es el remate. Antes, en la otra época era venir al boliche y quedarte toda la noche, no había un antes y un después».

Sobre el estilo de la noche retro, Hugo explicó:

«La fiesta temática que estamos desarrollando tienen esa postura, ese 80, 90, retro y hacemos inglés-castellano, para decirlo de alguna manera. Aunque también, tiene algo de los 70. Obviamente, yo pongo música nueva, algún tema que hoy esté de onda, porque también creo que tiene que ver con una comparación que siempre hago: 5, 6, 10 personas que vienen a la fiesta nuestra, que deben tener un rango de edad superior a los 40, entre 40 y 50, si te muestran su lista de Spotify, tienen de todo». Indicó.

«El hecho de que la fiesta sea retro, no significa que toda la música es retro, incluso hay versiones nuevas de temas que eran de los 70, 80 y 90. Si te ponés a repasar artistas y escuchás a Dua Lipa, 5, 6 temas y son todas canciones de los 70, 80 y 90 que están hechas a nuevo, pero la base es la misma. Nos pasa que escuchás la canción y decís me parece que es tal, la buscás y es esa. Significa que no nos encorcetamos en eso, la idea es que la gente se divierta».

«Lo que hacemos es planificar la noche, ahora, la ejecución después cuando venís no sé si es la misma que planificaste, es con lo que sale, depende como medís la temperatura de la gente. Hay veces que tenés pensado un tema que decís, esto va a hacer una bomba, lo ponés y pasa como uno más, mientras que a otro le tenías cero fe, lo tirás y explota». Explicó

«Un mensaje para las generaciones que vienen, es que todo se va transformando y la idea es divertirse. La onda la pone la gente, ellos hacen la fiesta». 

También, fue parte la mesa de charla, Marcelo Ayamilla, otro de los destacados DJ que tuvo Aquelarre en su apogeo, mencionando algunas características que tenían los profesionales de aquel tiempo:

«Ser parte de Aquelarre, desde que uno comenzaba a trabajar en Aquelarre, era como la graduación de los DJ´s, esa es la realidad. Siempre se tomó mucho cuidado a la hora de trabajar como DJ, llevar las noches con mezclas, usando canciones originales y mezclarlas con una bandeja, todo era manual, analógico. No lo hacía cualquiera, lo hacíamos nosotros, tenías que tener cierto oído, cierta práctica para decir que canciones coinciden, hoy por hoy hay mucha tecnología. Uno tenía que estar escuchando la canción. Yo venía en la semana a la cabina y practicaba para el sábado». 

«Practicaba entre 16, 18 y 20 horas en la semana para venir a poner música 6 horas». Ahora con las listas y los equipos nuevos tenés mucha ventaja, te queda todo grabado, registrado, para mezclar es todo muy sencillo». Agregó Orlando Mayer.

«Con los vinilos estabas con uno y tenías que tener en la cabeza el que seguía y el que seguía, no era tan fácil, eran tres, cuatro minutos y se terminó, no tenías chances de errar». Finalizó Marcelo.

 

 

 


Gentileza anr
Ir arriba