La sociedad pasó por varias etapas ante la posibilidad de utilizar sustancias cannabinoideas como medicinas alternativas, cuando los tradicionales ya no surten efectos. Tímidamente al principio, con mayor énfasis después, esas sustancias empezaron a comercializarse a través de canales secundarios. En Río Negro, está en marcha un programa de investigación y desarrollo que permitirá, por primera vez, garantizar la calidad del producto. Sea en forma de gotas o de cremas.

¿Cómo se hará? A partir de una combinación de experiencias y saberes previos que permitan asegurar la cadena productiva. En el INTA Bariloche funcionará el Laboratorio de Fitomejoramiento, donde se buscarán las variedades de Cannabis más adecuadas para el uso medicinal buscado. En el INTA Alto Valle, con sede en Roca, se está realizando la primera plantación experimental: en una superficie de 3.000 metros cuadrados (aproximadamente un tercio de hectárea), se colocaron unos 800 ejemplares, rodeados de la máxima seguridad posible.

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Cuando llegue el tiempo de la zafra, la producción se llevará a un laboratorio de secado ubicado en Cipolletti, que está a cargo de la empresa Pasedattis. Utilizando técnicas similares a las que se aplican para la obtención de aceites esenciales, se producirá la primera resina de cannabis.

El último paso se realizará en Viedma, en las instalaciones de Productos Farmacéuticos (Profarse), la empresa del Estado provincial dedicada a la elaboración de diversas especialidades medicinales. Allí se la transformará en el producto final, listo y adecuado para el uso humano.

“Esta cadena de valor tiene la ventaja de que garantiza la trazabilidad del producto. Garantiza que se trata de una sustancia médica, que está producida con normas de bioseguridad, con una planta certificada”, explicaron los técnicos que participan en el proyecto.

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Para la producción del aceite de cannabis se utilizan precursores químicos que después tienen que ser separados del resto de la materia, como para que no produzcan efectos secundarios nocivos para las personas. Que tengan una materia prima certificada, garantiza que la calidad del producto.

Y por último, la diferencia con los productos que se pueden comprar por los canales secundarios (sea por medios electrónicos o en el boca a boca), es que el que salga de PROFARSE será un cannabis autenticado. “Nadie pueda dar todas las garantías necesarias de que lo que se compra hoy sea lo que estamos buscando. En nuestro caso, la trazabilidad de la producción permite tener mayores seguridades”, apuntaron.

El proyecto de producción de cannabis sativa en Patagonia Norte surgió a raíz de la sanción de la Ley Nacional N° 27.350 que incluye al INTA como uno de los organismos gubernamentales autorizados para el cultivo de Cannabis con fines científicos y/o médicos. Asimismo, este proyecto cuenta con la aprobación del Ministerio de Salud de la Nación desde enero de 2021.