La inflación tuvo un nuevo pico en el mes de marzo y trepó al 6,7 % en un mes. Durante el primer trimestre del año acumula un 16,1 % y en los últimos 12 meses llega a 55,1 %. Una situación conflictiva que tiene su lado B: el aumento de la demanda en los comedores y merenderos que llevan adelante diversas organizaciones sociales de la ciudad.

Según números oficiales, de los 62 espacios que funcionaban durante la pandemia, se pasó a unos 89 en las últimas semanas. Y el factor desencadenante es la pérdida del poder adquisitivo de los salarios. “Llama la atención que los chicos que vienen al comedor ya no son solo de las familias que no tienen trabajo. Vienen también los que tienen un empleo y no les alcanza”, apuntó un portero que colabora con un merendero.

“Es bien sencillo – graficó – si el chico come en la institución, son tres paquetes de fideos que la mamá no tiene que comprar en el mes. Y esa diferencia se nota en el presupuesto que tienen”.

Graciela Leiva, dirigente de la Fundación Voluntarios de General Roca y del Club de Leones Suyay, concejal por JSRN, también advierte el incremento de las necesidades. “Se da fundamentalmente en J.J. Gómez, en Fiske, Alta Barda, 17 de octubre, Barrio Nuevo. Son lugares donde se ve mucho este aumento de las familias que van a los comedores”, resaltó.

Comerciantes de la ciudad también advierten un aumento de pedidos de colaboración. Jorge Escariz, panadero, comentó que desde su sector se viene aportando con diversas entidades ubicadas en la zona norte de la ciudad “pero últimamente estamos viendo que no alcanza, que llega más gente a buscar alguna ayuda”.

El número de los 89 comedores y merenderos surge del registro oficial que lleva adelante la municipalidad de General Roca y a los que les realiza el aporte de un subsidio mensual para contribuir con su funcionamiento. La concejal Leiva explicó que esa suma “es de 6.000 pesos para los que dan una copa de leche, y puede llegar a los 16.000 pesos cuando además se da la merienda. Realmente es muy poco, no alcanza”.

Porteros de barrios más alejados, como puede ser el Fiske Menuco o Quinta XXV, comentaron que “se nota cuando los chicos vienen sin comer desde la casa. Se nota que no la están pasando bien cuando además de la fruta para ellos piden alguna más, que es para la mamá o el hermanito”.

Los referentes de las organizaciones sociales confirmaron que la cantidad de merenderos está aumentando, y también sube la cantidad de demanda que reciben. “Las tarjetas alimentarias están llegando, la asistencia de provincia o de Nación no se han interrumpido. Ocurre que la inflación está golpeando mucho en los alimentos y no hay plata que alcance”, puntualizaron.