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Buscan nuevas formas de producir y consumir

Por Gisela Figueroa Minchel

El Nodo de Consumo Soberano Roca – Fiske Menuco es un espacio de pequeños productores de verduras, emprendedores autogestionados, cooperativas de la región y consumidores organizados bajo la idea de la soberanía alimentaria.
“Nos empuja el deseo de alimentos sanos, justos y soberanos. Defender el trabajo del campesino y el acceso a la tierra para el que la trabaja”, explicó Mariano Herrera, integrante de la organización.

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La conformación del grupo inició por una propuesta abierta a la comunidad planteada desde la Asociación Civil Haciendo Camino, y mantienen vínculos con La Red de Alimentos Cooperativos Patagónicos.
“Nuestro arbitraje es solidario. Estamos propiciando nuevas formas que creemos que son más justas para los productores y consumidores, favoreciendo un diálogo en donde no haya una intermediación de apropiación del trabajo”, indicó Herrera.

La organización busca romper con la ley de la oferta y la demanda impulsada por el sistema económico capitalista, inmerso en la lógica dominante de mercado. Así, uno de sus objetivos fundamentales es organizar el consumo para producir en forma agroecológica, una práctica de cultivo respetuosa del medio ambiente “que implica tener en cuenta la sabiduría ancestral”.
Impulsan un novedoso proyecto llamado “Tomate Compañero”, bajo una agricultura sostenida por la comunidad, con semillas recuperadas de variedades tradicionales de tomates como Río Grande, Roma, y San Marzano, que tienen un reconocimiento para hacer salsas. Las semillas usadas son nativas y criollas, y tienen el poder de la multiplicación, cosa que las semillas modificadas genéticamente carece.

Uno de los objetivos fundamentales del grupo es organizar el consumo para producir en forma agroecológica. Foto Gentileza.

“Se impone muchas veces una cultura que nos desvincula de nuestras tradiciones. Se ha globalizado una forma de consumo y de producción que aleja a la alimentación como un hecho cultural, al recurrir a lo rápido y barato”, expuso Herrera.
Desde el mes de agosto comenzaron las tareas de planificación y preparación de la tierra, sembraron almácigos bajo cubierta, prepararon el sustrato y bioinsumos, surcaron para luego para trasplantar.

En la propuesta, se comparten los riesgos, las responsabilidades y los beneficios mediante un acuerdo vinculante entre productores y consumidores que se contactan por Instagram o Facebook. “Se prefinancia la producción acompañando las diferentes inversiones y gastos que el productor tiene en las distintas etapas. De esta manera, se asegura al productor una compra al final del proceso, y el consumidor se beneficia del precio de antemano y descongelado, y de un producto agroecológicos para su hogar”, explicó Herrera.

El referente mencionó que de esta manera garantizaron la venta de 100 jaulas de tomates, elaborados por cuatro establecimientos productivos que suman un total de diez productores.
“La respuesta de los roquenses fue muy positiva, pero es necesario experimentar esta vivencia para que se vaya consolidando”, comentó Herrera.

Esta cadena corta de comercialización favorece a la concientización de los consumidores que se vuelven más responsables de lo que llevan a sus mesas: conocen de donde viene el producto, quienes los hacen, y se informan sobre los métodos de producción.
A su vez, el productor es quien coloca el precio y no tienen intermediarios para llegar al cliente. Esto evita estructuras que puedan imponerles sus condiciones. “El productor preserva su identidad y sus valores de producción”, aseguró Herrera.

(Gentileza lacomuna)

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