¿Quién no tiene alguna persona conocida que haya usado su clásico corte de cabello, que no le haya dejado el chupete en la mamadera gigante cuando visitó la ciudad o que use sus frases aunque no sepan muy bien de dónde salieron? Es que eso fue, es y será Carlitos Bala para varias generaciones de argentinos y argentinas.

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Y en este viernes nublado y lluvioso en la ciudad, uno de los grandes temas de conversación es ese, como está pasando en todo el país al recordar al multifacético artista de 97 años.

¿Vos te acordás cuándo vino Carlitos a Roca?» fue la pregunta. Y para la mayoría de los roquenses está claro que fueron dos o tres veces las que el entrañable artista estuvo en la ciudad.

Su presentación en el Club Del Progreso en su edificio antiguo de calle San Martín y Maipú (el anterior al incendio) es la más icónica.

«Yo me acuerdo clarito de haber ido a verlo a del Progreso, pero era muy chico, debe haber sido en el año 84. Yo nací en el 78 así que no usaba chupete pero sí tengo la imagen de nenes y nenes dejando su chupete en una mamadera gigante», cuenta un lector de un medio roquense.

 

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Y como él, muchos más que tienen presente haberlo visto y varios le entregaron su preciado chupete.

«Sino fue en el 84, fue en el 85, pero que lo vi, seguro, y no era la primera vez que venía» cuenta Susana. Ariel tiene nítida la imagen de haber disfrutado junto a su prima del show en El Progre y fue ese  fue ese día cuando se enteró qué era el chupetómetro. 

 

Un poco más joven, Cristian sabe que conoció a Carlitos en radio Fm El Cóndor, en calle Mitre al 1.600, porque hasta allí lo llevaron su mamá y su papá para conocer al comediante.

Y así, con tantas historias, el recuerdo de Carlos Salim Balaá Boglich seguirá presente, al igual que sus más célebres expresiones: qué gusto tiene la sal, ea ea pe pé, sumbudrule, un kilo y dos pancitos, un gestito de idea, mamá ¿cuándo nos vamo?, angueto, quedate quieto, entre tantas.