Mañana será un día clave para Ramiro Gutiérrez, el joven roquense acusado del homicidio de Facundo Castillo y de otros cinco hechos en grado de tentativa: será trasladado desde Viedma, donde cumple la prisión preventiva, hasta los Tribunales del Alto Valle para la realización del control de acusación. La justicia determinará si están cumplidas todas las garantías procesales para la elevación a juicio.

Se van acortando los plazos para Gutiérrez – hijo de una familia reconocida en Roca, con importante capacidad económica -; sus intentos de alivianar la imputación y de lograr una prisión domiciliaria fueron cayendo uno tras otro. La fiscalía pidió agravar la calificación de la acusación, porque además del homicidio con dolo de Facundo, le sumó los cinco hechos como tentativa. Esto eleva el monto de la pena y da paso a la integración de un jurado popular.

Seguí leyendo: La familia pide agravar la calificación del homicidio de Facundo Castillo

Gutiérrez está acusado por el hecho ocurrido el 19 de diciembre pasado: a las 7 de la mañana, a la salida de una fiesta en un local de Cipolletti, atropelló a Facundo Castillo; mientras que sus cinco acompañantes alcanzaron a evitar la embestida de la camioneta BMW X1 arrojándose a un costado de la ruta.

La justicia deberá definir entonces si mantiene la calificación sostenida por los querellantes y la fiscalía, o bien impone alguna más suave, como vienen requiriendo los defensores particulares Martín Segovia y Carlos Vila Llanos.

La complicación del traslado del imputado para participar en esta audiencia tiene origen en dos hechos puntuales: el primero, la propia defensa había solicitado que no se lo alojara en los penales de Roca ni de Cipolletti, ya que temían por su seguridad. Así que la alternativa fue llevarlo a la Unidad carcelaria de Viedma.

Leé también: Crimen de Facundo Castillo: Trasladan a Viedma al «Gitano» Gutiérrez

Pero en la última audiencia hubo una situación confusa con el sistema de video conferencia que se utiliza en estos casos, en los que Gutiérrez se quejaba a viva voz de que no entendía ni escuchaba lo que se decía. La jueza decidió entonces que esta vez, debía estar en forma presencial.