El Centro de Cuidados Paliativos de General Roca, se ha convertido en un refugio indispensable para quienes atraviesan etapas avanzadas de enfermedades terminales. Con un enfoque integral, el equipo de salud pública, conformado por cuatro médicos y cinco enfermeros, no solo cuida los síntomas, sino que también acompaña emocionalmente a pacientes y familiares.

En un dialogo de un medio roquenseoca con Paola Liberati Guillermo Morales y Ariel Gariglio, parte del personal de salud del lugar, conocimos un poco sobre el trabajo que realizan diariamente y que actividades están planeadas para octubre, el mes dedicado a los cuidados paliativos.

“La idea de nuestro servicio es acompañar al paciente dentro de una enfermedad amenazante para la vida, que tiene un pronóstico entre un año y seis meses, y acompañar tanto a los síntomas como en el tratamiento oncológico que haga”, señaló Paola. Ellos no solo atienden los síntomas físicos de las enfermedades, sino que se adentra en el ámbito emocional y social, donde las palabras y la empatía resultan fundamentales.

“La atención se hace a la unidad paciente y familia, no solamente al paciente, sino que se hace una contención familiar”, explicó. Con una trayectoria de varios años y una atención que va de lunes a viernes de 08:00 a 15:00 horas, el centro cuida alrededor de 80 pacientes ambulatorios y otros 15 que son atendidos en sus domicilios.

Uno de los grandes desafíos del centro es la falta de personal, especialmente psicólogos y trabajadores sociales. «Se cubre con la voluntad que podemos poner médicos y enfermeros, pero no es una formación que nosotros tenemos», explicaron. En casos complejos, las derivaciones al hospital se vuelven necesarias, aunque este también enfrenta una gran carga de trabajo. “Lo hacemos de la manera más humana posible, tratamos de hacer como podemos.  Capacitarnos e informarnos sobre el tema y de alguna manera complementar lo que falta, lo intentamos”, asegura Guillermo, quien explica que muchas veces sus esfuerzos no alcanzan y la situación los supera, al no estar preparados académicamente para las cargas que deciden afrontar.  

“El equipo funciona bien, eso es importante», resaltaron, a pesar de los desafíos, continúan con su labor incansable, siempre buscando brindar la mejor atención posible. «Nos mantenemos en contacto con los pacientes, tenemos nuestro propio teléfono para evitar que asistan a guardias, y realizamos visitas a los domicilios si es necesario», comentaron. “Tratamos de seguir adelante, realizamos reuniones familiares, hacemos contención, reuniones familiares en el domicilio, sobre todo enfermería que existe diariamente en los domicilios”, sostienen. 

El servicio forma parte de un movimiento a nivel mundial, llamado «Movimiento Hospi», que tiene como objetivo alojar a pacientes en su última etapa de vida, aquellos que no tienen familiares o cuidadores. «La idea es que esto se sostiene y contribuye a través de voluntarios que regalan su tiempo. A veces son profesionales, y otras veces, personas de la comunidad», explicaron. A raíz de ello, lanzaron una convocatoria para voluntarios de la ciudad que deseen contribuir con el espacio. «Por ahora no tenemos huéspedes, pero estamos haciendo una convocatoria para reunir al voluntariado y darles información. Hemos tenido bastante respuesta, aunque la carga emocional es fuerte, por lo que pactamos tres horas semanales», indicaron.

Durante este mes, pactaron la realización de un mural en el centro en colaboración con los estudiantes del IUPA, en conjunto a varias charlas en radios locales y universidades que han ido desarrollando. “Estamos trabajando para poder pintar el mural con los chicos del IUPA, vamos a citar varios pacientes y familiares para que nos ayuden a poder pintar acá el mural, en la sala de espera. Tiene todo un mensaje, un significado que ya lo vamos a compartir”, contó emocionada Paola. También, en la página del centro, invitaron a la comunidad a sumarse a tejer a crochet palomitas, “Las palomas son el logo que tiene el servicio, entonces se teje amigurumis para entregar y regalar a los pacientes”, explicó Paola.

El lugar ha ido creciendo con el tiempo gracias al esfuerzo constante de los médicos que invierten mucho tiempo y amor en su trabajo. Han llegado a remodelar un espacio para huéspedes a pulmón, con venta de rifas y en conjunto con las donaciones de la comunidad. Poder contribuir con estos espacios es fundamental, según explicaron los médicos muchas veces la falta de insumos los han podido saldar gracias a las donaciones de los pacientes.

Es por ello que en este mes, lanzaron una convocatoria para que todos los interesados se sumen conocer más sobre el servicio y los que decidan puedan postularse como voluntarios. «Queremos que la comunidad nos conozca, que no solo nos busque cuando nos necesite. Queremos naturalizar la idea de que la muerte es parte de la vida», concluyeron. Así, el centro invitó a la comunidad a conocer y ser parte de este servicio que, desde la entrega diaria y el corazón, transforma y acompaña a los pacientes en su última etapa de vida.