Desde su fundación en 2015, el Club Social y Deportivo Fiske Menuco se ha convertido en un referente para la comunidad de General Roca, no sólo como espacio de formación deportiva, sino también como promotor de inclusión y desarrollo social.

Sin embargo, muchas veces las condiciones de inseguridad y la falta de recursos hacen cuesta arriba su funcionamiento. En un dialogo de un medio roquense con David Morales, profesor y presidente del Club Fiske Menuco, conocimos un poco sobre la situación que atraviesan diariamente.

El club cuenta con categorías infantiles tanto femeninas, como masculinas. Categoría de futbol femenino y para disidentes mayores. Además, en el mismo, funciona la escuela de arquería y trabajan en articulación con escuelas primarias y secundarias, con el fin de promover el deporte en la región.

Un club que sale adelante a pulmón

Según explica Morales, las instituciones barriales cumplen un rol fundamental en la formación de grandes deportistas, es por ello que se necesitan del aporte de recursos tanto de gobierno municipal como provincial para poder seguir trabajando.

“No podemos seguir en estas condiciones donde ni nuestras escuelas, ni nuestros clubes de barrio tienen las condiciones óptimas. Ustedes van y recorren nuestras canchas y las piedras son más grandes que nuestras manos. Cualquier chico, chica que se cae se puede lastimar, no tenemos baños, no tenemos iluminación, no tenemos espacios verdes”, señaló.

La institución, en el último tiempo, ha sufrido actos de vandalismo que, aunque no son tan frecuentes como en otras organizaciones, generan daños materiales y afectan su funcionamiento. “Nos rompieron los bancos y los dejaron ahí, desarmaron las canchas, rompieron los reflectores con gomeras. Eso nos obliga a suspender actividades hasta que podamos reparar el daño.” comentó Morales. 

A pesar de eso, remarcó que en todo momento la autoorganización y la colaboración de los vecinos del barrio, resulta un pilar fundamental para sobrellevar estás situaciones. También agradeció la colaboración de otros clubes, quienes no dudan en compartir recursos cuando ocurren situaciones de vandalismo.

“Entendemos que tiene que ver con el sentido de pertenencia que hay en el lugar de nuestra institución, con el trabajo hacia la comunidad y de la comunidad hacia la institución. Es decir, hay una reciprocidad de los distintos actores para que justamente contribuya a que no suframos tantos daños”, destacó

Así también, agradeció la solidaridad de la sociedad y los padres del club, quienes están constantemente colaborando para que las infancias puedan tener sus equipos y seguir disfrutando del deporte. En el último tiempo han organizado rifas y hasta han sacrificado la inscripción a importantes torneos por priorizar otros recursos.

La organización barrial cómo una forma de luchar contra la inseguridad

El barrio Fiske Menuco, actualmente está expuesto a una inseguridad constante. Sin embargo, explicó Morales, “Ante la inseguridad, la comunidad intenta autoorganizarse, formando cooperativas o presentando solicitudes ante las autoridades. Es la autogestión lo que surge como respuesta”.

Pese a los esfuerzos, Morales sostiene que el apoyo municipal ha sido escaso, e incluso en algunos casos, perjudicial. Según expresó “el tipo de apoyo del gobierno municipal en este caso no existe” y destacó una serie de problemas que enfrentaron en el barrio, incluyendo un incidente ocurrido hace dos años, donde una empresa contratada por el Municipio causó daños en el predio, por lo que se presentó una denuncia penal.

Según explicó Morales, la empresa contratada no asumió los costos y “Se nos cargó la rotura. Y la verdad que el vandalismo no solamente surge de la misma sociedad, sino que también surge del Estado”, sentenció.

Además, describió esta acción como un “acto vandálico por parte del Estado municipal que no controló, no reguló y tampoco se hizo cargo de la situación”. Subrayó que si se hubiera solicitado la electricidad de forma adecuada, habrían colaborado sin problemas porque se trataba de un beneficio para el barrio.

Finalmente, enfatizó en la necesidad de un enfoque integral para abordar los problemas del barrio. “Se tienen que tomar medidas integrales y planificadas en el corto, mediano y largo plazo, y deben ser comandadas y dirigidas fundamentalmente por el Estado, en conjunto con los vecinos y vecinas y las instituciones”.

Así también, añadió que la inseguridad no puede ser tratada de manera parcial o aislada: “Es un término muy amplio que integra muchas variables y factores. Si no interviene el Estado de manera articulada, los resultados no van a llegar”, concluyó.