El aroma tentador de un asado parece estar cada vez más distante en la mesa de los argentinos, quienes han visto cómo el consumo de carne para la parrilla ha ido disminuyendo, especialmente en medio del actual panorama económico del país.

Desde septiembre del año pasado, ya se percibía una disminución en la demanda de carne para asar, pero este año, con la persistente inflación que afecta a la nación, el consumo ha experimentado una caída aún más pronunciada.

Aunque factores como la calidad de la carne y las preferencias individuales influyen en las decisiones de compra, la variable económica se erige como el principal determinante. ¿Por qué, entonces, disminuye el consumo si los precios en términos reales aparentan descender? La respuesta radica en la pérdida de poder adquisitivo que ha golpeado los ingresos de los ciudadanos en los últimos tiempos.

A nivel global, Argentina se ha destacado históricamente por su alto consumo de carne vacuna, alcanzando aproximadamente los 51 kilos per cápita. Sin embargo, esta tendencia ha mostrado un declive en los últimos años, según un informe reciente elaborado por el departamento de Economía de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).

Este documento revela que en las últimas tres décadas, el consumo de carne vacuna ha descendido en 23 kilos per cápita, situándose en alrededor de 51 kilogramos al cierre de 2023, en comparación con los 74 kilos de septiembre de 1993.

Un carnicero local compartió su experiencia con el programa «Dar La Nota» de radio CdC, señalando que durante la semana, los cortes como la carne picada o para puchero son los más solicitados, mientras que los fines de semana el asado aún conserva cierta demanda.

Los precios han alcanzado niveles que impactan directamente en el bolsillo de los consumidores. Por ejemplo, para aquellos que desean disfrutar de unas milanesas, el costo de la pulpa se sitúa en torno a los $6500 por kilo, mientras que cortes como el Peceto o la Nalga rondan los $7500, convirtiendo este plato tradicional en un lujo que muchos ya no pueden permitirse con frecuencia.