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¿Cómo fueron las últimas horas de Carlos Curruqueo?

¿Cómo fueron las últimas horas de Carlos Curruqueo?:

La investigación por el homicidio de Carlos Curruqueo, el vecino de General Roca que se dedicaba a la compra y venta de vehículos, tiene a un detenido con prisión preventiva por cuatro meses. Se trata de Luis Omar Jiménez, quien enfrenta la posibilidad de una condena de entre 10 y 33 años. Pero para eso todavía faltan algunos pasos.

Hasta el momento, la fiscalía tiene un cúmulo de pruebas que permite desandar los últimos pasos del desafortunado comerciante y sostener la presunción de culpabilidad del acusado. Restan algunas pericias para sumar al expediente.

Según los datos recopilados por el fiscal Martín Pezzeta y la Brigada de Investigaciones, aquel 14 de octubre Curruqueo decidió viajar hasta María Elvira, una zona rural de Cipolletti, para obtener el pago de una camioneta Toyota que le había vendido a Jiménez. Era una suma considerable: 1,8 millones de pesos. ¿De qué manera podía cubrir esa suma una persona que se dedicaba a la crianza de chivos y trabajaba como peón rural en una chacra? Según pudo saberse, Jiménez se dedicaba a la organización de festivales de jineteada y destrezas gauchas que le proporcionaban ingresos adicionales.

¿En algún momento Curruqueo pensó en el peligro que lo amenazaba? Las evidencias hacen suponer que no. Era amigo de Jiménez. Las dos parejas se habían reunido varias veces para festejos sociales. Compartían diferentes momentos. Amigos y allegados dan testimonio de esa situación. ¿Por qué desconfiar? Curruqueo suponía que la situación se iba a resolver rápidamente y que estaría de regreso en su casa antes de las 20.30. Andrea Leal, su pareja, expresó que para esa noche le había pedido una cena especial. A otra persona le había avisado que a la nochecita estaría en la ciudad.

Pero la idea original del comerciante se fue modificando con el correr de las horas. Hubo diversas llamadas entre Curruqueo y Jiménez, y el encuentro fue demorándose hasta después de las 22 hs. Noche cerrada ya, en la chacra donde supuestamente iba a cobrar la deuda. Un espacio que, al decir del fiscal, era desconocido por Curruqueo. “Se encontraba en una situación de absoluta desigualdad”, explicó Pezzeta.

Según la pericia realizada con perros adiestrados, Curruqueo estuvo en el exterior de la vivienda de Jiménez; después siguen hacia la zona de los corrales y marcaron un regreso hasta un lugar donde luego se pierde el rastro.  En esos momentos, Andrea Leal empezaba a desesperarse porque su esposo no le respondía el celular. Se comunica entonces con la esposa de Jiménez. Eran las 10 de la noche y hablaron un largo rato. Unos 50 minutos, según su testimonio.

Según la evidencia de las antenas de celulares, esos serían los últimos minutos que Curruqueo estuvo con vida. La acusación fiscal establece que cuando estaban en la zona de los corrales, Jiménez le disparó cuatro veces con un rifle 22 largo. Uno de ellos desde muy corta distancia. Como falta la pericia balística, no se sabe si ese fue el tiro para rematarlo. Datos que serán importantes a la hora del juicio.

La hipótesis de la acusación establece que una vez cometido el homicidio, Jiménez fue a buscar una lona que había en una construcción apartada de la propiedad, envolvió el cuerpo y lo ubicó en el baúl de la camioneta Kangoo con que había viajado Curruqueo.

El siguiente paso habría sido pasar a buscar un tractor con pala cargadora (que se encontraba en el lugar donde trabajaba y al que tenía acceso libre), entrar por los fondos a una chacra lindera (propiedad de la Constructora Zoppi), hacer un pozo y enterrar el utilitario. De esa manera estaría seguro: sabía que al primero que investigarían era a él. Y como el lugar donde enterró la camioneta era un espacio privado, la policía necesitaría una orden judicial para ingresar, pero no encontrarían suficientes motivos para hacerlo. En definitiva: entre su casa y la entrada oficial a aquella chacra hay una distancia de unos 3.000 metros. Aunque ingresando por un lateral, había apenas 700 metros.

Durante la audiencia de formulación de cargos, Jiménez mantuvo su cabeza baja; apenas miró al fiscal cuando estimó una pena que podría llegar a los 33 años e intercambió alguna mirada con su abogado. Y se mantuvo en silencio cuando una periodista de la radio LU19 le preguntó, grabador en mano, si tenía algo para decir.

Los resultados de las pericias faltantes terminarán por definir un caso que conmocionó a la comunidad.

 

 

 

 

 

 

 

Gentileza anr

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