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Conocé la historia de Camila, la joven que se recibió en la UNCo desde Tailandia y viaja por el mundo

Conocé la historia de Camila, la joven que se recibió en la UNCo desde Tailandia y viaja por el mundo
Conocé la historia de Camila, la joven que se recibió en la UNCo desde Tailandia y viaja por el mundo:

Camila Belén Lagos es una joven de Villa Regina que tuvo la valentía, la voluntad y la suerte de poder cumplir el sueño de muchos y muchas: viaja por el mundo y trabaja desde su hogar a través de una computadora. Para la joven traductora de inglés, lo que comenzó hace unos años como un viaje de estudio en España, terminó siendo una odisea alrededor del globo que le permitió cambiar su forma de ver la vida.

En el 2018, Camila, quien por aquel entonces cursaba la carrera de Traductorado de Inglés en la Universidad Nacional del Comahue y vivía en General Roca, recibió un llamado que cambió su vida para siempre. La joven, luego de postularse a una beca de movilidad internacional que ofrecía la UNCo, había sido seleccionada. Tenía ahora la posibilidad de cursar un semestre en la Universidad Autónoma de Madrid a partir de agosto del 2019. Y así lo hizo.

“Cuando llegué a Europa me asenté por 4 meses en Madrid para cursar en la UAM, y en los dos meses siguientes a finalizar con la uni me dediqué a viajar por el norte de Europa. Visité Irlanda, Países Bajos, Alemania, Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia”, cuenta a este portal.

Fue en Moscú que descubrió vuelos muy económicos hacia la India, país que decidió conocer. Sin embargo, la vida le daría una prueba de fuego.

Corría el año 2020 cuando un evento sin precedentes sacudió la vida de la reginense, y del mundo entero. Al igual que para muchas personas, la pandemia la obligó a cambiar de planes: “Tenía una visa de un año que al final no la pude usar por la pandemia. Estuve haciendo un voluntariado enseñando inglés a chicos de una villa en Nueva Delhi. Pero me fui a Tailandia en marzo de 2020 cuando se desató la pandemia porque India no era un buen lugar para quedarse varada”.

Fue allí que emprendió el viaje a Tailandia. Puntualmente, a Phuket, una isla paradisíaca al sur. “En Tailandia estuve viviendo por dos años, al principio obligada, ya después por opción”, relata. A pesar de que aquella nación del sudeste asíatico llenó la vista de Camila con paisajes de ensueño, también la sumergió en una nueva pesadilla. Durante su estadía en el paradisíaco país, la joven sufrió una serie de estafas que la obligarían a cambiar su rumbo nuevamente.

“La primera (estafa) fue con una agencia de profes (esas agencias te ubican en las escuelas para dar clases de inglés), la segunda con la dueña de un departamento que estábamos alquilando con mi novio y después con la policía de inmigraciones”.

“Con la agencia, ellos falsificaron los certificados que les entregué (en Tailandia hay que rendir un examen antes de poder dar clases) y los de inmigraciones se dieron cuenta de que estaba falsificado cuando estaban haciendo mi visa de trabajo. Me llamaron a una oficina, me mostraron los documentos falsificados y me dijeron que por falsificar documentos me iban a llevar en cana”, cuenta y continúa: “yo me hice la tonta, les dije que capaz había un error con los documentos porque esos no eran míos para nada. Me dijeron que podía arreglar los papeles pagando X cantidad de plata. No pagué, dije que iba a ver qué pasó con la escuela y la agencia porque esto era un malentendido. Con la agencia también me hice la tonta, no los acusé ni les pedí explicaciones. Ellos me dijeron ´uy, sí bueno vamos a ver qué habrá pasado´. Y cuando terminó el mes y me pagaron, me fui”, explicó. En ese momento, Camila se encontraba trabajando en el norte de Tailandia y, debido a estos inconvenientes, decidió irse al sur.

Sin embargo, desde la agencia la siguieron contactando, aduciendo que no podía irse porque “dejaba mal parada” a la agencia frente a la escuela y a la escuela frente de las familias porque de un momento para otro no tenían más profesor. “Me dijeron que podía ir presa”, agregó.

“Tuve el corazón en la boca por un tiempo, pensando qué podrían hacer con las copias de mis documentos personales (el pasaporte más que nada), falsificarlos y usarlos para estafar a otras personas, buscarme para hacerme algún lío con inmigraciones… Al final me dí cuenta que es un tipo de estafa muy popular en Tailandia, que las agencias, las escuelas y la policía de inmigraciones están organizadas para sacarle plata a las personas que quieren estafar, pero es algo de lo que nadie habla por miedo a meterse en un problema más grande. Nunca lo denuncié ni nada por el estilo. Quería dejar de tener nada que ver con la agencia, la escuela y todo lo que estuviera relacionado”.

No obstante, los ahorros de Camila se agotaban y el tiempo apremiaba:  “Una vez en el sur necesitaba trabajar así que traté con otra escuela, después de un tiempo me dijeron que también había problemas con mis papeles, les comenté lo que me había pasado en el norte y me creyeron porque es una práctica súper común. Como no podía seguir trabajando, no me podían renovar el contrato, pero tampoco me quisieron pagar el último mes que trabajé ahí (la razón nadie la sabe) hasta que hablé con el dueño de la escuela (sí, dueño porque las escuelas son negocios familiares que reciben mucha financiación del gobierno en Tailandia, muy pocas son públicas posta) Él entendió mi situación y me pagó”.

Pese al complicado momento que atravesaron, junto a su novio irlandés lograron sortear ese calvario y seguir adelante. Decidieron hacerlo en Koh Phangan, una auténtica isla paradisíaca al sur de Tailandia

“A este momento yo ya estaba super desgastada emocionalmente y decidimos irnos a vivir a una isla, y yo decidí dejar de intentar de buscar trabajo en las escuelas, me compré una compu copada y me dediqué a buscar trabajo remoto. Por suerte encontré al toque, siempre me pregunté por qué no lo había intentado antes. Y de ahí pudimos finalmente tener una vida tranqui, sin tener que mudarnos todo el tiempo, disfrutando el país que es un paraíso”.

Mientras se encontraba en el norte de Tailandia, atravesando el complicado momento de las estafas, Camila se contactó con su jefa de cátedra, su correctora y su tutora de Prácticas Profesionales y les informó que quería disertar sus prácticas para así poder dar la carrera por terminada. “Lo hice, y unos meses después tuve el acto de colación (6 de agosto de 2021) y ´recibí´ mi título de traductora pública en idioma inglés por Zoom”, expresó.

Actualmente, Camila y su novio viven en Alemania y realizan “viajecitos” regulares a Italia, Inglaterra, Países Bajos, Francia y Suiza, donde planean estar solo un año. “Trabajo en remoto para los Estados Unidos y Canadá, principalmente, pero también tengo clientes acá en Europa, y otros en Sudamérica. Me desempeño como traductora e intérprete de inglés y tengo muchísimo trabajo gracias a la increíble preparación y el título que obtuve en la Facultad de Lenguas. No estoy trabajando en un ´trabajo alemán´ por ahora, porque no lo necesito por suerte”, manifestó. 

Consultada sobre qué es lo que más echa de menos de su país de origen, contó: “lo que más extraño de Argentina son mis amigues, mi familia, mi lugar en Roca y en Regina. También tengo que decir que añoro muchísimo el tiempo que viví en las resis”, agrega, recordando su estadía en las residencias universitarias de General Roca.

A pesar de su melancolía y de que asegura tener pensado volver a vivir a la Argentina en un futuro, las ansias de viajar de Camilia aún no se agotan y planea recorrer mucho más.

“Todavía me falta conocer mucho de nuestro propio país, de toda Sudamérica, de Medio Oriente y de Asia. Podría decir que quiero conocer todo el mundo. Por ahora los próximos destinos que tengo son Argentina y Australia”, concluye.

 

Gentileza anr

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