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Consumo en picada: caída histórica en la venta de bebidas

El panorama del consumo en Argentina continúa en una espiral descendente, afectando especialmente al rubro de las bebidas. Según un informe realizado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) y especialistas en logística de distribución, se registró una fuerte caída del 23% en la facturación de alimentos y bebidas en lo que va del año 2024.

El estudio, basado en más de 1.500 distribuidoras, reveló que las gaseosas de primeras marcas experimentaron una disminución del 21% en su facturación, mientras que las de segundas marcas sufrieron una pérdida del 23% en relación a la inflación acumulada. En el caso de las cervezas, también se observó un descenso del 23% en sus ventas. Por su parte, el vino tuvo una disminución del 10% en su facturación.

El Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) también alerta sobre esta tendencia. Durante el año 2023, se registró una caída del 6,3% en el consumo de vino en comparación con el año anterior, y los datos para el 2024 indican que la situación no ha mejorado.

Frente a este panorama desafiante, los grandes productores están apostando por promociones y activaciones para incentivar el consumo. Los supermercados de cercanía han convertido en un termómetro para medir la realidad que enfrenta la mayoría de las personas, priorizando las ofertas y promociones. Además, se ha observado una reducción en el volumen de compra, optando más por la adquisición de productos de forma unitaria.

En marzo, los números también reflejaron la preocupante caída del consumo interno. Según información publicada por el INDEC, las ventas en supermercados disminuyeron un 9,3% en relación al mismo mes del año anterior, mientras que la facturación en los autoservicios mayoristas se contrajo un 10,7%. Aunque las ventas en supermercados aumentaron un 279,8% en términos nominales respecto a marzo de 2023, este comportamiento va en detrimento de la alta inflación del país.

En cuanto a las formas de pago, se destacó una disminución en el uso del efectivo, a la vez que se observó un incremento en la utilización de billeteras virtuales y tarjetas de crédito. Las ventas online también sufrieron una caída, al igual que las realizadas en el «salón».

La situación actual representa un desafío para la economía del país y requiere de un trabajo conjunto entre el sector público y privado para generar soluciones que permitan reactivar el consumo y promover la recuperación económica en el país.


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