El invierno pasado fue complicado para docentes y personal auxiliar de El Cuy. Además de la pandemia que sacudió la vida de todos, en la localidad rionegrina tuvieron, y tienen, que lidiar con otro problema. La falta de agua potable en su escuela.

Con tormentas que reunieron hasta 70 cm de nieve, debían caminar hasta la Comuna donde reparten el agua potable para conseguir un vaso de agua.

El problema no es el abastecimiento de agua en sí, sino que el agua de la que disponen está contaminada. En noviembre de 2019, un estudio arrojó resultados negativos sobre la calidad de la misma e incluso desde el hospital recomiendan enfáticamente no consumirla.

El motivo por el cual se encuentra en ese estado es porque tampoco tienen cloacas y la cantidad de pozos ciegos que hay terminó contaminando las napas e impidiendo el consumo directo.

“La solución que nos dieron era que las porteras carguen desde la Comuna hasta la escuela los bidones de 20 litros que van en los dispencers. Imagínate acarrear agua por calles que ni los autos podían pasar. Es un peligro”, expresó con preocupación Matías Páez.

Matías es roquense, y desde el 2019 vive en El Cuy. Fue docente de la institución y vivió de cerca esta triste situación.

“Los docentes vienen cada uno con su botellita. Porque agua hay, pero no se puede tomar. Yo cuando llegué no sabía que estaba contaminada y terminé con gastroenteritis aguda. Me tuvieron que medicar y los médicos me dijeron era el agua”, relató Matías Páez.

Pero su persona cobra vital relevancia en esta historia ya que fue quien se puso al hombro este problema y trabajó para mejorar la calidad de vida de cientos de vecinos, aun cuando no debía hacerlo.

El proyecto

“Verter Igualdad” es el nombre del proyecto que diseñó Matías. El cual tiene como objetivo hacer llegar el agua potable a la institución.

Cabe aclarar que en dicho edificio funcionan, en los distintos turnos, la ESRN N 100, el CENS 28, la Escuela Primaria N 87 y la EE.AA N 32 Primaria Adultos. Lo que reúne más de 150 personas.

“Este proyecto lo hable con Jesús Peña, el comisionado de fomento. Él le hizo unas consultas a gente de Aguas Rionegrinas por el tema de hacer una extensión, así como plantea el proyecto y dijeron que era viable. Y una vez que dieron el ok, lo plasme”, adelantó Matías.

La propuesta es conectar una manguera que irá a una determinada profundidad del suelo, desde la planta hasta la escuela. Allí habrá un tanque cisterna desde el cual se abastecerá de agua potable a la institución.

Una vez que se llena ese tanque cisterna, funciona a través de una bomba electrónica que saca de ese taque y lo sube a los tanques que están arriba de la escuela.

“Si nosotros tenemos abierta permanentemente la conexión, puede haber desabastecimiento porque es una sola canilla la que sale de la Comuna donde todos van a buscar el agua. La idea es que nadie se quede sin agua, por eso el tanque cisterna”, explicó Matías.

Además, este proyecto contempla poder abastecer también al hospital que se encuentra en la misma situación que la escuela.

“El proyecto lo hice interinstitucional para acoplar a toda la comunidad docente, a todas las escuelas que funcionan en distintos turnos, en los niveles, para que todos se sientan integrados. No hay nada inventado, está en las normas que existen, que se han sancionado y están vigentes.”

A su vez, explicó que en su momento le aclararon que no era viable llevar una planta potabilizadora únicamente para la escuela debido a los gastos de mantenimiento e inversión.

Y entonces…

Hoy, seis meses después, el proyecto está impreso en una carpeta esperando ser aprobado.

“Se lo hice llegar a Silvia Izquierdo, Director de Comisiones de Fomento dos veces. Pero no obtuve ninguna respuesta. Se lo envié distintos legisladores de la provincia y nada”, aseguró.

En definitiva, el proyecto recorrió todos los lugares posibles y nunca se concretó nada. Promesas, respaldo, apoyo, pero el proyecto no está puesto en marcha ni tampoco alguna otra solución para la escuela y el hospital de El Cuy.  

“Como las escuelas son provinciales depende de las decisiones del Consejo Provincial de Educación. En nuestro caso de la delegada del Consejo que se encuentra en Los Menucos”, aclaró.

“Te sentís impotente ante tanta aridez política de personal que está ocupando cargos muy bien pagos”, se sinceró Matías al ver que todo el trabajo realizado queda en nada cuando quienes deben hacerse cargo y dar el sí no lo hacen.

Además, se refirió al trabajo que restaría resolver.

“Ya hice todo el proyecto, le gestioné los insumos. El tema de la mano de obra local. Hay que hacer una zanja para mandar la manguera por debajo de la tierra, y eso lo hace cualquier persona acá. No hace falta que vengan de Viedma. Lo que puede hacer es mandar personal para que vean como están las instalaciones hechas, dar el ok y listo”.

“Siempre tiene que haber uno que pase por el malo de la película, aunque tus esfuerzos sean para mejorar las condiciones en la que se encuentran nuestros chicos. Ellos merecen ser respetados… Les enseñas que tienen derechos, pero ¿qué van a aprender? Que si vivís en un lugar humilde son vulnerados, olvidados”, se lamentó.

Hace algunos días, el gobierno provincial aseguró que más del 80% de las escuelas rionegrinas volvieron a dictar clases presenciales. Pero de las condiciones en que se encuentran esas escuelas para recibir a los más chicos, no aseguraron nada.