Ellos son Gabriela, Pablo y Valentina. Son una familia de andariegos que hizo un alto en su camino para conocer Roca, recargar fuerzas y después seguir su destino. Mamá, papá e hija adolescente recorren el país sin horarios ni calendarios prefijados. Van asumiendo un viaje soñado con la expectativa de cada día es una promesa renovada. No hay un punto fijo al que llegar, solo andar, recorrer y conocer un país, un continente. Hoy, y hasta el lunes, van a estar en este corazón del Alto Valle. Después, partir hacia Capilla del Monte y continuar hacia el noroeste. ¿Más adelante? El camino se los dirá. Hoy por hoy, van a estar frente a las instalaciones de Canal 10, aprovechando para vender artesanías.

“El objetivo era México pero ahora nos dicen que está muy complicado cruzar Panamá por el Tapón de Darién así que tendremos que replantear”, cuenta Gabriela. Pero lo inmediato es el noroeste argentino y la posibilidad de continuar un viaje de fantasías hacia Colombia. “Cuando estemos allá veremos. A lo mejor cambia la situación. O vemos si continuamos hacia Europa”, cuenta un sonriente Pablo.

Gabriela sigue teniendo el brillo en los ojos de quien mira la vida con optimismo: “la verdad que el camino nos sorprendió con cosas inesperadas. Para la forma de vida que teníamos antes, estoy fue un cambio de paradigma total. Pasar de una vida sedentaria a esta vida trashumante hay un universo de distancia”, contó.

“El lunes nos vamos de Roca con el corazón lleno, la gente es muy cariñosa. El viaje es un placer, y es un placer conocer gente”, remarcó.

Los que quieran seguir sus andanzas por la Argentina, podrán hacerlo a través de su instagran: @por_america_enbondi.

El descubrimiento

Hubo un momento en que se preguntaron: ¿qué estamos haciendo con nuestras vidas? No de aburridos, sino porque la intensidad de lo cotidiano les impedía disfrutar de aquellas cosas que les gustaba a hacer. Gabriela era docente por la mañana, y fonoaudióloga por la tarde. Pablo, maestro mayor de obras y docente. “Tenía tres trabajos y el único día para nosotros era el sábado”, contó. Porque ya el domingo había que empezar a planificar la actividad para la semana.

Siempre les había gustado viajar así que tenían una Traffic acondicionada para las grandes distancias, las vacaciones y los fines de semana largos. Pero para poder acometer este proyecto tuvieron que escalar de categoría. Y apareció el “bondi”, un viejo colectivo Mercedes Benz que se adecuaba a las necesidades de la familia. Pero para que fuese funcional había que trabajar, y mucho.

“Lo compramos una semana antes de la pandemia”, comentó Pablo. Y Gabriela explicó que aprovecharon todos esos meses de aislamiento forzado para adecuarlo a las necesidades de los viajeros: el sectores de las habitaciones; el baño; la sala de lectura; la cocina; la despensa. “Todo lo construimos nosotros, y yo los fui decorando con los colores de nuestro hogar”, precisó.

Después hubo que ir dejando los trabajos, alquilar la casa para tener los recursos necesarios y llegó enero de 2021, el punto inicial de esta aventura. “Esto es más que un viaje; es una forma de vivir. Cambiar de escenario cuando tenemos ganas. Es una libertad diferente”, apunta Pablo con pasión. A lo que Gabriela suma que “tampoco es turismo. Es otra cosa. Por supuesto que aparecen problemas, dificultades, pero estamos descubriendo cómo superar esas dificultades cambiando la actitud”.

La primera pregunta que reciben en cada lugar al que llega es cómo hacen para seguir viviendo, con qué recursos se manejan: “con el alquiler de nuestra casa podemos pagar el viaje y los estudios de Valen, que está haciendo home schooll. Y para el día a día, vendemos las artesanías que vamos haciendo”, contó la mujer.

Si algo de positivo tuvo la pandemia es que nos acostumbró a ver que internet es mucho más que una simple red para intercambiar opiniones y leer los diarios. Que se podía trabajar y también estudiar. Una herramienta especial para alguien que va a andar de ciudad en ciudad. “Valen cursa en una escuela internacional, que tiene acreditación de título en Argentina. Se conecta una vez por semana, le bajan la tarea y después sigue en contacto por chat para resolver las dificultades que puedan aparecer”, apuntaron sus papis.

El primer viaje fue hacia el norte del país. Salieron de Junín, llegaron a Corrientes y siguieron hacia Córdoba, donde hicieron base en Capilla del Monte y estuvieron nueve meses recorriendo las sierras. “Un clima especial y un lugar maravilloso”, cuenta Gabriela.

Este año el destino elegido fue el sur: por la ruta 3 fueron hasta Comodoro Rivadavia, Río Gallegos. Ushuaia y la península de Lapataia, para después tomar la ruta 40 y retomar el rumbo hacia el continente. Ahora están pasando por Roca para seguir hacia Córdoba y después poner la proa hacia el noroeste.

Made in Lanús

Gabriela y Pablo nacieron, se criaron y estudiaron en Lanús, pleno Gran Buenos Aires. Pero un día se cansaron de la metrópolis y fueron buscando otro lugar en el mundo. Así llegaron a Junín de los Andes, que 20 años más tarde no los pudo contener. Y así tomaron este viaje que tuvo punto de inicio pero no una planificación.

“Lo nuestro es el día a día, el dejarnos deslumbrar por lo que encontramos, el conocer gente de todo tipo”, explica Gabi. Y es que las redes sociales van anticipando su llegada a diferentes lugares y se van contactando con otras familias que comparten ese estilo de vida. Y eso hace que se produzcan sorpresas como que, en medio del Glaciar, en El Calafate, recibieran una llamada de alguien que les advertía que se habían dejado las luces del colectivo encendida. “Al principio no entendía, después me di cuenta de que nos ubicaron por Instagram”, apuntó.