Más de 3.000 vehículos en proceso de desguace, mercadería incautada por 50 millones de dólares y más de 30 imputados es el resultado de un gigantesco operativo policial que permitió desbaratar una banda que se dedicaba a la comercialización de autos robados en todo el país. El desarmadero se encontraba en las afueras de Centenario y la investigación estuvo a cargo de la Policía Federal. Se sospecha que la banda desarmaba autos y camionetas robados en la región, desde General Roca hasta Neuquén capital, pasando por Allen, Fernández Oro y Cipolletti.

Durante el allanamiento debieron intervenir más de 70 efectivos, que además de proceder a la detención de los responsables comenzaron con la gigantesca tarea de determinar la procedencia de cada una de las piezas. Se trata del procedimiento más grande realizado en el interior del país.

El jefe de la División de Investigaciones Especiales en la región, subcomisario Fernando Sigalea, comentó que se vienen juntando informes desde hace entre la división de Ciber Patrullaje, que analiza las transacciones que se realizan en distintas plataformas virtuales, y el trabajo en territorio.

También puntualizó que llamó la atención el incremento de los robos de vehículos en la región, particularmente en General Roca, Allen, Fernández Oro y el oeste neuquino. El oficial explicó que a través del desarmadero se introducía en el mercado los autos desarmados. También comentó que la operación comercial del lugar era “en efectivo”, sin intermediación electrónica para evitar así algún seguimiento.

Pero eso no alcanzó porque justamente el primer alerta surgió de la revisión de las ofertas que se estaban produciendo en la región. “Llamó la atención la cantidad de operaciones que se estaban realizando y allí comenzamos a hacer una operación para determinar si el lugar era correcto, si efectivamente había un espacio de esas características”, apuntó la fuente consultada.

No toda la mercadería que se encontró en los cuatro allanamientos corresponde a vehículos robados: “también hay vehículos que están siniestrados, dados de baja por las aseguradoras luego de que se constata la destrucción total. Pero hay varios delitos en el lugar; desde los atentados contra la propiedad a los delitos medio ambientales”, puntualizó el subcomisario. Un desarmadero debe respetar algunas pautas para evitar el volcado de aceites y líquidos del motor sobre el suelo; en este caso, al parecer no se cumplía con ninguna de las especificaciones técnicas exigidas.

Para una organización de estas características, era importante pasar lo más desapercibida posible. Por eso la elección del lugar, en las afueras de Centenario, en una zona desde la que no se puede apreciar el movimiento de productos y de personas. Pero además, “nunca un auto robado llega completo al lugar. Se empieza a desguazar antes y lo van enviando por partes para no despertar sospechas”, dijo.