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Después de tener coronavirus hay más riesgo de sufrir un infarto: las razones

Después de tener coronavirus hay más riesgo de sufrir un infarto: las razones:

 

La enfermedad COVID-19 está asociada a la inflamación del revestimiento vascular y a un mayor riesgo de formación de coágulos sanguíneos en los grandes vasos sanguíneos y en los pequeños vasos, especialmente en el corazón y los pulmones, explicó a Infobae el doctor Alberto Caccavo, investigador de la organización académica Estudios Clínicos Latinoamérica y ex vicepresidente segundo de la Sociedad Argentina de Cardiología.

“La formación de coágulos, que son trombosis, pueden dar lugar a obstrucciones en las arterias del corazón o de las venas de otras partes del cuerpo humano. Una de las consecuencias entonces puede ser el infarto agudo de miocardio”, señaló Caccavo. “Por la infección del coronavirus, y también por el estrés que genera la pandemia, los confinamientos masivos y la disminución de los controles médicos, probablemente se han producido más casos de infartos en el mundo”, agregó.

Hay varios estudios ya publicados en revistas especializadas, que muestran el aumento de infartos y ataques cardiovasculares después de la enfermedad COVID-19. En Suecia, investigadores han realizado un estudio epidemiológico que muestra el aumento de infartos y ataques en las semanas siguientes al diagnóstico de COVID-19. Los resultados se publicaron en The Lancet.

El estudio incluyó a todas las personas de Suecia a las que se les diagnosticó COVID-19 entre el 1 de febrero de 2020 y el 14 de septiembre de 2020, un total de casi 87.000 personas. Su edad media era de 48 años y el 57% eran mujeres. Los investigadores los compararon con más de 348.000 suecos de edad y sexo similares que no tenían el virus.

 

 

En la semana siguiente al diagnóstico de COVID-19, el riesgo de sufrir un primer infarto de miocardio se multiplicó por tres o por ocho, según el estudio en Suecia. El riesgo de un primer ataque cerebrovascular se multiplicó de tres a seis veces. En las semanas siguientes, ambos riesgos disminuyeron de forma constante pero se mantuvieron elevados durante al menos un mes.

Ya se sabe que esas afecciones preexistentes, como la obesidad y la diabetes, intensifican el papel del coronavirus en la inflamación y la formación de coágulos. Además, los pacientes con el corazón y los pulmones ya sobrecargados tienen más dificultades con las complicaciones relacionadas con el COVID, como la falta de oxígeno, la baja presión arterial, la inflamación del corazón y los coágulos de sangre. Estas complicaciones pueden agravarse fácilmente.

El experto concluyó que las personas deben aplicarse la vacuna de la gripe, que contribuye a desarrollar menos infartos. “Si bien no está aún clara la explicación, se considera que al tener gripe, aumenta la inflamación y eso puede favorecer el desarrollo de un infarto”, aclaró. También el doctor Caccavo dijo que como prevención hay que volver a realizar actividad física aeróbica, especialmente al aire libre, como caminatas rápidas y bicicletas, como una manera de reducir el sedentarismo que creció también por los confinamientos y la pandemia.

Gentileza anr

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