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Dictan cuatro meses de prisión preventiva por el homicidio de Curruqueo

Dictan cuatro meses de prisión preventiva por el homicidio de Curruqueo:

La jueza de Garantías Agustina Bagniole dictó cuatro meses de prisión preventiva contra Luis Omar Jiménez, el peón rural acusado de asesinar y luego ocultar el cuerpo de Alberto Curruqueo por una deuda que no podía pagar. La medida se realizó a pedido del fiscal, Martín Pezzetta, quien entendió que el detenido puede entorpecer la causa e intimidar a testigos cercanos.

En la presentación de cargos, el fiscal solicitó la carátula de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, que correspondería una pena que puede variar entre un mínimo de 10 años y 8 meses, y un máximo de 33 años. Esta magnitud le impide acceder al beneficio de una pena en suspenso. La medida cautelar deberá cumplirse en un establecimiento carcelario provincial, en la medida de que exista disponibilidad.

El defensor de Jiménez, Nicolás Suárez Colman, había pedido la excarcelación de su cliente interpretando que no existe riesgo de fuga y que la prisión preventiva debe ser una medida extraordinaria. En su lugar accedió al uso de una tobillera electrónica, ya sea en el propio domicilio del acusado o en el de su hermana, y el pago de una fianza que estimó en 100.000 pesos.

En su alegato, el fiscal expuso que está suficientemente demostrado que Curruqueo y Jiménez habían acordado reunirse aquel 10 de diciembre al atardecer en la chacra de Jiménez, ubicada en la colonia María Elvira, en el límite entre Cipolletti y Fernández Oro. El objetivo del comerciante roquense, que se dedicaba a la compra y venta de vehículos, era cobrar la deuda por una camioneta Toyota o bien regresar con ella. Sin embargo, nunca más se lo vio. Pezzetta explicó que la mujer de la víctima, Andrea Leal, denunció la desaparición el día siguiente, 11 de diciembre. Y se realizaron diversas pericias: horas de seguimiento de filmaciones de cámaras de seguridad y de los cruces de las distintas antenas de telefonía celular, demostraban que Curruqueo nunca había salido de la zona de chacras.

El encuentro casual de la camioneta Kangoo enterrada en un campo lindero, permitió realizar otras pericias: el cuerpo era efectivamente el del desafortunado Curruqueo, que tenía cinco fragmentos metálicos en su cráneo. Según Pezzetta, se trataban de proyectiles de un rifle calibre 22 largo. Las mismas características del arma que se secuestró en el domicilio de Jiménez, aunque resta hacer la pericia balística. Además, el cadáver había sido envuelto en una lona que presentaba las mismas características que otra hallada en una casilla de la chacra de Jiménez: mismo color, misma textura e idéntico estampado.

Hay otros elementos que incriminan a Jiménez en la acusación fiscal: la chacra donde se encontró el utilitario enterrado, es lindera con la de Jimenez. Y el lugar donde se hizo el pozo está a 700 metros de la vivienda atravesando el campo. Para llegar hasta allí, había que cortar un cerco perimetral, que apareció cortado en ese sector. Y el acusado tenía la disponibilidad de un tractor con pala cargadora que era de su patrón.

Por otra parte, se determinó fehacientemente que Curruqueo había estado en el patio de la casa de Jiménez: el rastrillaje con perros adiestrados así lo determinó en una pericia hecha una semana más tarde de la desaparición. En ese momento, Jiménez dijo que la víctima había decidido viajar a La Pampa, por lo que faenó un animal para que se llevara.

Otro indicio que tomó la fiscalía es que aquella noche de diciembre, María Leal se comunicó con la pareja de Jiménez, Lagos, entre las 22 y las 23. Hablaron extensamente, alrededor de 50 minutos. Como Curruqueo no regresaba, María volvió a llamar y recibió una respuesta cortante. Más tarde, ya no le devolvería la llamada. El cruce de informaciones hace suponer a la fiscalía que en ese horario podría haber ocurrido el homicidio.

 

Gentileza anr

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