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Difícil convivencia entre la ciudad y las chacras: Los canales de riego, la zona de conflicto

Difícil convivencia entre la ciudad y las chacras: Los canales de riego, la zona de conflicto:

Una heladera. Partes de la carrocería de un auto. Colchones de dos plazas. Sillas y mesas de plástico. Estructuras metálicas. El listado (parcial y provisorio), no forma parte del inventario de una casa de compra y venta, donde se acumulan objetos de distinto valor y procedencia. Son el resultado de las periódicas limpiezas que se deben realizar en los canales de riego de la ciudad. Y que obliga al Consorcio de Regantes de General Roca a mantenerse en guardia las 24 horas porque en cualquier momento surge un alerta: el agua se “endica”, se acumula y termina rebasando el canal e inundando el barrio aledaño.

“Este año y el año pasado, tal vez como producto de la pandemia y el menor grado de movimiento que tuvimos, hubo mucho menos basura en los canales”, expresó Vanesa Funes Singh, gerenta del Consorcio. Pero esto no quita que se puedan relajar: durante esta mañana hubo que montar un operativo para sacar un colchón de dos plazas que obstruía un canal secundario. Y claro: no es lo mismo un colchón seco que uno mojado. Por lo que hay que destinar maquinaria especial.

La solución a esta antigua disputa, que se acentúa en las épocas de calor, no pasa por la prohibición. Podría llegarse a una situación de mutua tolerancia si se logra entender que todo lo que se tira al agua en algún lugar se acumula, perjudica a los chacareros y trae consecuencias dañinas para el medio ambiente.

“Algunos parecen pensar que los canales son una especie de ‘agujero negro’ donde todo lo que se tira desaparece”, reflexiona Funes Singh. Sobre todo en la temporada invernal, cuando no circula el agua y el sector se ve propicio para evitarse el viaje hasta el basural. Pero después viene el agua y van a comenzar los problemas.

Como una madrugada, cuando los vecinos llamaron enojados y desesperados al Consorcio: “una puerta de un vehículo se atoró contra las columnas del puente, taponaba el paso del agua y estaba inundando el barrio”, comentó la funcionaria del consorcio.

Operativo todo el año

El sistema de riego de la región está operativo entre agosto y marzo del año siguiente, pero los operativos de limpieza deben permanecer activos siempre. Cuando se corta la circulación de agua, empieza el trabajo más duro: reparación de algunos tramos, recubrimiento y limpieza de fondo. Una tarea para la que se utilizan máquinas, en un 90 %, y durante la cual se extraen del cauce los objetos más increíbles. Desde las clásicas botellas y bolsas de basura domiciliaria, hasta restos de obra, electrodomésticos y muebles descartados.

Un trabajo que lleva sus dificultades porque no todas las banquinas del canal se encuentran en buenas condiciones y en algunos casos, los productores avanzaron sobre ellas con alamedas o algún tipo de cultivos.

Y durante el verano, con las tareas preventivas y con la limpieza de lama, vegetación acuática que empieza a crecer con el aumento de la temperatura ambiente y que puede conformar un tapón para la circulación del agua.

En la jurisdicción del Consorcio roquense, existen 112 kilómetros de canales y 122 kilómetros de desagües. Pero el talón de Aquiles del sistema está en los llamados “canales comuneros”, más de 400 kilómetros de canales que llevan el agua a varios productores y que son considerados “los más ineficientes”, por lo general por la falta de mantenimiento.

En total son 1.500 usuarios, que pueden ser pequeños propietarios o grandes empresas, los que se nutren del agua que aporta el sistema de riego. La jurisdicción va desde el sector donde está la Estación Experimental del INTA, en Guerrico, hasta una parte de Cervantes.

El consejo para los bañistas

Se puede convivir, comenta Vanesa Funes Singh. Más en una ciudad donde el canal de riego atraviesa gran parte de la ciudad, que lo ha rodeado y traspasado. El punto de equilibrio debería pasar por un pacto de convivencia. “Entendemos la necesidad de utilizar estos paseos al aire libre, especialmente con las temporadas de calor que tenemos. Pero todo resulta mejor si no dejamos basura, si no se tiran cosas al agua”, remarcó Funes.

Y por sobre todas las cosas, no modificar la apertura de las diferentes compuertas que van regulando el paso del agua según los turnos de riego. Armarse un “piletón” para bañarse implica arruinar el momento de algún chacarero que necesita del agua para su plantación.

Uno de los lugares de mayor conflicto por este tipo de situaciones era el sector de las 500 Viviendas, aunque las disputas bajaron de intensidad durante el año pasado. En cambio, se mantienen en el sector de Stefenelli, donde deben convivir pequeños productores y barrios de viviendas muy densamente poblados. Aunque si hay que hablar de descuidos y basura en los canales, toda la ciudad podría ser un ejemplo de ese maltrato cotidiano al medio ambiente.

 

 

Gentileza anr

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