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Doble crimen: a Cabezas le pegaron 12 tiros y temen venganza

El doble crimen de Nicolás Cabezas y Martín Juan generó muchísima preocupación entre las autoridades policiales. Promesas de venganza agigantan la posibilidad de una sangrienta guerra entre distintos sectores relacionados con la venta de drogas. Las primeras líneas de investigación apuntan a que el ataque tiene el sello mafioso, personajes conocidos en el ambiente narco que recuperaron la libertad e intentan recuperar el territorio y cobrarse viejas facturas.

A las 5 de la mañana del sábado, un peón rural que se dirigía a su trabajo descubrió el Toyota Yaris marrón sobre la calle lacar, a pocos metros de Adaro, en la zona rural de Roca. Las puertas delanteras estaban abiertas y los cuerpos de Cabezas y Juan a ambos lados del vehículo, como caídos del interior. A simple vista quedaron los varios orificios de bala que tenían. El ataque fue brutal y no dejó margen para que las víctimas pudieran defenderse. Criminalística encontró en el lugar 9 vainas servidas de calibre 9 milímetros y 22.

La autopsia de Nicolás Cabezas, de 25 años, confirmó que tenía 12 disparos en su cuerpo, lo que indica un ataque dirigido específicamente hacia él. Fue hallado junto a la puerta del acompañante y en su mano tenía un destronillador de importantes dimensiones. Por su parte, Martín Juan, un gitano neuquino de 35 años, era el que manejaba el vehículo. Aparentemente no tendría relación con el conflicto, fue ejecutado simplemente por estar en el lugar y momento equivocado, y recibió cuatro disparos.

Aunque tenía algunos antecedentes del otro lado del puente, no tenía un vínculo cercano con la venta de droga, sólo algunos robos menores referidos al robo de camionetas y autos.

Por el doble crimen prometen venganza

Para los investigadores, los mismos que en un primer momento intentaron desviar la atención y relacionaron el hecho con un robo ocurrido en un lavadero de camiones pocos minutos antes del doble crimen, todo les hace pensar que se trata de un hecho con sello mafioso. El nombre de la víctima, hijo de Sergio Cabezas, un reconocido jefe narco acribillado en 2015, les marcó el terreno y los datos que surgieron posterior al hecho, reflotan viejas facturas entre capos que pasaron los últimos años en prisión, pero que ya están libres, deseosos de recuperar el territorio perdido.

Mientras continúan las pericias en el auto, robado en Cipolletti el año pasado, en el que andaban las dos víctimas, los agentes de la Brigada de Investigaciones cruzan contactos para tratar de obtener datos firmes que refuerce la teoría del caso que mayor fuerza tiene. Lo que está claro es que no se trata de un hecho común, además de la enorme cantidad de disparos, también llama la atención que dentro del vehículo no se encontró absolutamente nada, ni documentación personal de las víctimas, ni armas, ni droga, ni plata y mucho menos los teléfonos celulares de ambos.

La preocupación entre los efectivos policiales es creciente. La presencia de narcos que recién salieron de prisión y buscan recuperar sus antiguos dominios, sumada a las tensiones latentes por deudas impagas y ajustes de cuentas, generó un clima de alerta máxima. Fuentes cercanas a la investigación temen que el doble crimen de este sábado podría ser solo el principio de una serie de venganzas que podrían escalar en los próximos días.

Las autoridades locales se encuentran trabajando bajo una intensa presión, intentando esclarecer los móviles del ataque y, al mismo tiempo, evitar que la situación se descontrole aún más. Si bien aún no hay detenidos, los investigadores están buscando posibles conexiones con jefes narcos.

 

En resumen:
Resumen en español del contenido en 100 palabras

El doble crimen de Nicolás Cabezas y Martín Juan generó muchísima preocupación entre las autoridades policiales. Promesas de venganza agigantan la posibilidad de una sangrienta guerra entre distintos sectores relacionados con la venta de drogas. Las primeras líneas de investigación apuntan a que el ataque tiene el sello mafioso, personajes conocidos en el ambiente narco que recuperaron la libertad e intentan recuperar el territorio y cobrarse viejas facturas.

A las 5 de la mañana del sábado, un peón rural que se dirigía a su trabajo descubrió el Toyota Yaris marrón sobre la calle lacar, a pocos metros de Adaro, en la zona rural de Roca. Las puertas delanteras estaban abiertas y los cuerpos de Cabezas y Juan a ambos lados del vehículo, como caídos del interior. A simple vista quedaron los varios orificios de bala que tenían. El ataque fue brutal y no dejó margen para que las víctimas pudieran defenderse. Criminalística encontró en el lugar 9 vainas servidas de calibre 9 milímetros y 22.

La autopsia de Nicolás Cabezas, de 25 años, confirmó que tenía 12 disparos en su cuerpo, lo que indica un ataque dirigido específicamente hacia él. Fue hallado junto a la puerta del acompañante y en su mano tenía un destronillador de importantes dimensiones. Por su parte, Martín Juan, un gitano neuquino de 35 años, era el que manejaba el vehículo. Aparentemente no tendría relación con el conflicto, fue ejecutado simplemente por estar en el lugar y momento equivocado, y recibió cuatro disparos.

Aunque tenía algunos antecedentes del otro lado del puente, no tenía un vínculo cercano con la venta de droga, sólo algunos robos menores referidos al robo de camionetas y autos.

Por el doble crimen prometen venganza

Para los investigadores, los mismos que en un primer momento intentaron desviar la atención y relacionaron el hecho con un robo ocurrido en un lavadero de camiones pocos minutos antes del doble crimen, todo les hace pensar que se trata de un hecho con sello mafioso. El nombre de la víctima, hijo de Sergio Cabezas, un reconocido jefe narco acribillado en 2015, les marcó el terreno y los datos que surgieron posterior al hecho, reflotan viejas facturas entre capos que pasaron los últimos años en prisión, pero que ya están libres, deseosos de recuperar el territorio perdido.

Mientras continúan las pericias en el auto, robado en Cipolletti el año pasado, en el que andaban las dos víctimas, los agentes de la Brigada de Investigaciones cruzan contactos para tratar de obtener datos firmes que refuerce la teoría del caso que mayor fuerza tiene. Lo que está claro es que no se trata de un hecho común, además de la enorme cantidad de disparos, también llama la atención que dentro del vehículo no se encontró absolutamente nada, ni documentación personal de las víctimas, ni armas, ni droga, ni plata y mucho menos los teléfonos celulares de ambos.

La preocupación entre los efectivos policiales es creciente. La presencia de narcos que recién salieron de prisión y buscan recuperar sus antiguos dominios, sumada a las tensiones latentes por deudas impagas y ajustes de cuentas, generó un clima de alerta máxima. Fuentes cercanas a la investigación temen que el doble crimen de este sábado podría ser solo el principio de una serie de venganzas que podrían escalar en los próximos días.

Las autoridades locales se encuentran trabajando bajo una intensa presión, intentando esclarecer los móviles del ataque y, al mismo tiempo, evitar que la situación se descontrole aún más. Si bien aún no hay detenidos, los investigadores están buscando posibles conexiones con jefes narcos.

 


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