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Editorial: Un camino errante ante la violencia

Miguel Báez está preso. Sus allegados están identificados y deberán responder por el ataque al diario RÍO NEGRO. La Organización de Desocupados en Lucha dilapidó en dos semanas el escaso capital político que almacenaba.

Sin embargo, ninguna de esas tres realidades alcanza para ocultar la huella errante que dejaron autoridades políticas, funcionarios judiciales y referentes sindicales mientras marchaban al ritmo impuesto por un grupo que hace de la violencia su carta de presentación en todo momento y lugar.

Todos buscaron respuestas en el lugar equivocado.

Y decir “buscaron” es para el mejor de los casos.

Hubo quienes quedaron lejos del esfuerzo que ameritaba su jerarquía.

La conducción de la CTA Autónoma entendió tarde las dimensiones del monstruo creado y alimentado a lo largo de una década.

Nadie pudo o quiso explicarle a Báez que en 2018 el poder dejó de estar en la fuerza de las manos, para concentrarse en una lapicera.

La violencia aplicada durante años en las calles u oficinas del Estado -que ellos buscan justificar hablando de una violencia institucional previa- dejó de ser necesaria en el 2018, cuando ATE ingresó por ley al Consejo de la Función Pública, es decir cuando Alberto Weretilneck y Rodolfo Aguiar se asumieron uno para el otro como un mal necesario.

Báez nunca hizo ese clic. Cerca de él aseguran que no tuvo la oportunidad, porque las preferencias de la conducción de la CTA mutaron hacia otros movimientos con mayor inserción nacional.

Lo concreto es que el titular de ODEL se convirtió en un lobo solitario, sin el paraguas que lo protegió siempre en las causas judiciales y caminando un terreno cada vez más acotado para el clientelismo que fue la razón de ser de su organización.

Para su suerte, ese extravío se conjugó también con la parsimonia del gobierno provincial.

Tal vez esperando que sea la CTA la que controle el desorden de su rebaño, los dos instrumentos principales del Estado rionegrino para frenar el desvirtuado rol de ODEL se activaron tarde y mal.

El Ministerio de Desarrollo Humano siguió nutriendo hasta último momento el canal clientelar, aportando alimentos que se sospecha luego eran vendidos a personas en situación social vulnerable.

Y la Policía dejó moverse a sus anchas a los integrantes más violentos de ODEL. Fue lamentable la imagen del martes pasado, cuando Báez ya estaba preso y uno de sus colaboradores tomó el control de la calle 25 de Mayo, decidiendo que nadie más podría circular por ese sector, atravesando cubiertas, sin que ninguna autoridad atinara a intervenir para ubicar a esa persona dentro de los márgenes de sus derechos y obligaciones.

De manera que Báez esperaba lealtad recíproca y eterna; la CTA se esperanzó con un cambio en las formas y estilos de ODEL, el gobierno creyó que la CTA podía contener a sus huestes… y buena parte de la sociedad pensó que el gobierno provincial sería un firme defensor del estado de derecho y de la libertad de expresión.

Lo que hubo fue una desazón detrás de otra, marcando para la historia una etapa oscura, donde lamentablemente el final permanece abierto.

Por: Hugo Alonso [email protected]

(Gentileza lacomuna)

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