Coincidieron dos factores: una mayor demanda de energía eléctrica desde los grandes centros urbanos; y la recuperación de los niveles en los embalses de la región. Así que el despacho del Sistema Interconectado Nacional pidió a las represas que empiecen a generar. ¿Cómo impacta en el río Negro a la altura de Roca? Con mayores caudales, que irán subiendo paulatinamente hasta llegar a 1.200 m3/segundo, el viernes.

Para darse una idea: al terminar la temporada de riego, con el cierre de las compuertas del dique Ballester el 25 de abril, el río Negro llevaba un caudal de 350 m3 por segundo. Esto significa que el viernes traerá más del triple de los niveles que tenía apenas un trimestre atrás.

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Según los contratos de concesión que se firmaron hace tres décadas, y el marco regulatorio que pudieron negociar los gobiernos provinciales, el Negro puede transportar un máximo de 1.500 m3/segundo, una cantidad “razonable” para los criterios de comienzos de la década de los ’90. Incluso menor que lo que en varias oportunidades llevaba el río, pero que garantizaba una cierta estabilidad.

Sin embargo, este río de hoy no tiene las mismas características que tenía en 1993. Una década y media de sequías constantes, que se vieron agravadas en las dos últimas temporadas, con restricciones estrictas en el caudal, han modificado el lecho y la línea de ribera. Los especialistas de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas explicaron que con una bajante tan sostenida en el tiempo, se fueron conformando nuevos islotes y se acumularon sedimentos en el lecho del río.

En forma paralela, la costa fue “avanzando” sobre el cauce: pedreros que fueron colonizados por la vegetación y que van a complicar el normal escurrimiento de las aguas. Por eso, insisten en un consejo a los pobladores ribereños y a los viejos pobladores: “no se confíen en la experiencia anterior, porque con el mismo caudal el río va a ocupar mucho más espacio”.

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A los productores que tienen alguna chacra con costa de río, se les pidió que evacuen animales y trasladen los bienes de trabajo que puedan en las proximidades. Y a los que viven en cercanía del río, sobre todo en la margen norte, que estén alertas: retirar la leña acumulada, los animales y constatar las variaciones de nivel.