Hoy se cumple un año de la muerte de Diego Maradona y en todo el mundo se multiplican los homenajes al astro del fútbol.

Si bien en estos 365 días transcurridos no hubo una sola jornada en que su nombre no haya sonado en los medios de comunicación y el recuerdo y la nostalgia está latente en sus fanáticos, hoy es un día en que afloran los recuerdos especiales.

Y los roquenses tienen su propia anécdota con el «barrilete cósmico». Ese recuerdo genera especial orgullo a los hinchas del Deportivo Roca. Es que hubo un día en que «El Diego» jugó en el Estadio Luis Maiolino.

Unos años antes Diego ya había estado en la zona. Fue el 8 de abril de 1977 cuando Barrilete convirtió su primer gol en un encuentro amistoso ante Cipolletti en La Visera de Cemento. El 9 de octubre de 2008 fue una de las últimas visitas del astro a la zona. Participó de un partido de showbol en el estadio Ruca Che de Neuquén capital y como siempre sucedía con él, los fanáticos llenaron el lugar.

Aquella vez, el 26 de septiembre de 1980 en Roca el Depo ganó 2 a 1 al equipo de Villa Fiorito.  Los puntos para el naranja los anotó el recordado Luis Graneros. Los locales se enfrentaron con Argentinos Juniors, que tenía a Maradona entre sus figuras. El gol para los porteños no lo convirtió Diego. Fue Pedro Pasculli. Sin embargo a toda la gente presente en el estadio tenía sus ojos puestos en quien ya era un ídolo internacional, el D10.

Diego formaba parte de la zaga y entró a la cancha flanqueado por los niños que ilustran la crónica periodística de la época. Era el primer Nacional que disputaba el equipo roquense. 

El Depo compartía con Argentinos Juniors el Grupo C. En ese año el naranja finalizó en el quinto lugar, y la victoria 1-0 en condición de local ante el Argentinos Juniors de Diego Armando Maradona fue uno de los partidos más memorables, junto al triunfo por 1-0 como visitante ante Rosario Central.

Fueron dos días que el equipo estuvo en la ciudad. Llegaron en avión a Neuquén, se trasladaron en micro a Roca. Comieron en el recordado Hueso Perdido y hasta compartieron un asado con vecinos de la ciudad en un quincho de una tradicional familia.