La situación de los alquileres informales, un mercado que suele medrar con la desesperación y la necesidad de las familias, está forzando momentos muy dramáticos para algunas familias de la ciudad. Mujeres solas o con hijos suelen ser las víctimas principales, pero no las únicas. Inestabilidad en el tiempo y en el precio, estafas y acoso, son algunas de las características salientes – y preocupantes – del momento.

A través de sus redes sociales, una mujer que se dedica a la venta de indumentaria y elementos del hogar, realizó un angustiado pedido de ayuda: “Busco trabajo de forma urgente para mí, ya que necesito juntar el dinero para pagar el alquiler”.

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La mujer, que se identifica como “Caro”, explicó que había pagado un alquiler hasta el 7 de marzo inclusive pero “me hostigaron todo el día, me cortaron los servicios” y “el hijo de la dueña que me vigilaba todo mis movimientos y daba aviso a dos pibes”. En conclusión, “por miedo y hostigamiento, me fui”.

Además, están por comenzar las clases “necesito comprar útiles, ropa, zapatillas para mis hijos…. Pido TRABAJO, de lo que sea. Lo que no sé, lo aprendo rápido. Tengo experiencia en atención al público, niñera, etc”.

“De más está decir que perdí muchísima plata. Y necesito trabajar así sea de changas para recuperar y poder pagar este nuevo alquiler y las cosas de mis hijos así pueden comenzar las clases bien y tranquilos”.

La solidaridad se demostró de varias maneras: muchos ofrecieron elementos y ropas para los más chicos; y se compartieron diversos pedidos de empleo que circulan en las redes. Algunos, de tantas veces que se compartieron terminaron siendo falsos; otros, tal vez con alguna posibilidad de éxito.

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Pero hubo una persona que intento llegar a un acuerdo de otra naturaleza: le ofreció un empleo de “acompañante de hombres” que “se paga por hora 5.000 $”. Y aclaró “Es un trabajo discreto”. Como la muchacha no terminaba de entender, sorprendida al encontrarse en semejante situación, el interlocutor explicó: “es para un encuentro íntimo con una persona; se paga por adelantado 5.000 $ por hora”.

Ante el amargo rechazo de la muchacha, esta persona borró rápidamente el chat, pero quedó una captura de pantalla que alcanzó a tomar. “Estás loco, vos qué tenés en la cabeza”, fue lo último que alcanzó a decirle. Luego, cortó el contacto.