La escena es imponente. Gustavo Giannini está parado solo con su bajo sobre el escenario del Teatro Coliseo, en Buenos Aires, y frente a una multitud que se acomoda con lentitud en sus asientos.

Con precisión y a tiempo perfecto sus dedos comienzan a navegar a lo largo de su bajo.

Interpreta “Lluvia” de su álbum “Nunca confíes en un guitarrista”. La sesión es espectacular. La canción empieza a envolver al público y a todo el Coliseo hasta llegar al clímax. Para entonces la gente ha sido cautivada por este instrumentista genial nacido en General Roca, Río Negro.

Su carrera es extensa y muy rica. Un basto trabajo como solista, fundador de los legendarios Canabislito Funk y una serie de colaboraciones con músicos de la talla de Litto Nebbia y Willy Crook, y telonero de Djavan, Maceo Parker y Diego El Cigala, entre otras leyendas.

La noche de la que hablamos en el Coliseo introducía el show de Gabriela Mercury.

Desde el sur, con una rara humildad proveniente de un músico brillante, siempre con un sonrisa algo torcida y de movimientos suaves, Giannini construyó una hoja de ruta que lo sitúan entre los mejores músicos de la Argentina.

Como hace un año, Giannini, quien además tiene un intensa actividad como docente, vuelve al ruedo. A las giras y mostrar su arte.

“El año pasado hice una gira similar, la idea es viajar solo por diferentes lugares en los cuales ya estuve con diferentes formaciones y ofrecer un show de bajo solo. El año pasado hice un total de 7 provincias, 5100 kms, 22 presentaciones, una locura divina”, cuenta Giannini al El Cordillerano.

“Me tomó todo el mes de noviembre hacerlo y con esto de que me la pasaba manejando y tocando se me pasó como si fueran dos días. En esa ocasión presente mi espectáculo de bajo solo «Nunca confies en un guitarrista» que estaba cumpliendo 20 años”, agrega.

El regreso tendrá nuevamente la intensidad entre sus características.

“Este año hago 6 provincias (todas las del año pasado menos Chubut) pero hago varias presentaciones en Capital Federal que el año pasado no fui. En esta ocasión presento otro espectáculo de bajo solo llamado «Tangos y Boleros para Bajo Eléctrico»”, dice.

Y así define el músico su gira. “Distinto. No mejor. Hay cosas como el otoño de Vivaldi que antes lo tenía armado para bajo con tapping que ahora no me lo acuerdo. No solo eso, sino que me parece imposible que yo haya tocado eso. Si creo que de alguna manera ha madurado mi concepto musical”, concluye.

Giannini pasó un largo trecho tocando como músico de Willy Crook, fallecido en junio de 2021. Crook tuvo y tiene nombre propio en la escena funk y alternativa, apoyado en su sabiduría musical y en una voz de cronner.

“De Willy solo tengo grandes recuerdos, fue un gran amigo del cual aprendí mucho y crecí escuchándolo sin que él me conociera, pero una vez que nos cruzamos hicimos un montón de cosas juntos, entre ellas 29 giras, telonear a Billy Cobham en el teatro Coliseo, y muchas más. Esta es la primera vez que viajo a Buenos Aires desde que Willy no está y va a ser raro, no parar en su casa, o hacer tiempo en el día hasta que estuviera ocupado. Ir a Buenos Aires era para mi una cita obligada a su depto en once de la calle Méjico”, recuerda.

El músico se crió e inventó como un artista excepcional en General Roca, sin dejar de recorrer todo el extenso sur patagónico.

“Agradezco haberme desarrollado como músico en el sur, mas precisamente en Fiske Menuco o Roca. Crecí escuchando grandes músicos de acá como Cacho Lobello, Enrique Caneo, Andres Fuhr, entre otros, a quienes de alguna manera considero mi escuela. Por otro lado quizás nunca hubiese acompañado a los músicos que acompañé si nuestra relación no hubiese empezado desde el sur. De alguna manera esa relación empezó siendo anfitrión en sus giras de músicos como el ya nombrado Crook, o Litto Nebbia, Claudio Gabis, El Soldado, entre otros”, reflexiona.

Otro de los temas de su vida es la enseñanza que con disciplina pero también con mucho afecto ha desarrollado en General Roca.

“Doy clases de bajo desde que decidí dedicarme de lleno a esto, digamos desde mis 21 años, actualmente tengo 43. A lo largo de los años y al ser autodidacta he desarrollado un sistema propio, y me da mucho gusto ver que gente que se inicio conmigo siguió su camino en la música. Desde el año pasado empecé a dar clases virtuales a lo que le venía escapando, pero por suerte le encontré la vuelta y eso me permite darles clases a varios interesados de otras ciudades y provincias”, cuenta.