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El relato de Cristina: una mujer trabajadora, esencial y sobreviviente al covid-19

Cristina fue una de las primeras trabajadoras de salud de Roca en ganarle la batalla a un grave cuadro de coronavirus. En plena recuperación y en el día internacional de la mujer trabajadora, transmite su pasión por la enfermería.


“Estando en coma, estaba muy tranquila, tenía la sensación de estar en agua cálida y que el agua iba y venía… Tenía mucha paz. Sentía un montón de cosas lindas. Recibí amor y muchas bendiciones”.

Como recién despertando de un mal sueño, y en el día de la mujer trabajadora, Cristina Alonzo pudo poner en palabras lo que sintió tras salir del infierno que el coronavirus provocó en su cuerpo. Fueron 25 días de internación en terapia intensiva, 5 en sala común y casi 20 en estado de coma. La enfermera del hospital, que llevaba tan solo diez meses en el sector público, fue una de las primeras trabajadoras de salud de Roca en ganarle una batalla de tal magnitud a la covid-19.

El caso de la enfermera de 34 años conmovió a la ciudad en julio del año pasado; tras una fuerte campaña de donación de plasma que organizaron sus amigas y familiares a través de las redes sociales. La figura de su madre, Ana Arias, fue un pilar en la lucha por sobrevivir. Hasta último momento, Cristina batalló por aferrarse a la vida, pero sin saberlo, totalmente inconsciente y atada a un respirador.

Un día comenzó a sentirse mal y tras ir al hospital quedó internada por covid. Luego, mucho tiempo después, se despertó y no entendía nada. “Para mi, fue como si me hubiera dormido en mi casa, como una noche nomás”, recordó.

“Me costó muchos meses volver a mi”, contó, debido a las secuelas que dejó la enfermedad. “Primero no podía mover las manos, después empezó a responder mejor la mano derecha, el brazo izquierdo no lo podía mover. Eso fue lo mas traumático después de despertarme”, aseguró. Al principio, hacía dos o tres pasos y le parecía que se le desplazaba la cadera, perdía estabilidad. Ahora está mucho mejor y se la puede ver caminando por el canal grande.

Foto: Juan Thomes

“La conciencia de mi vida, de lo que pasó antes de esto, la recuperé recién en diciembre (cuatro meses después del alta). Anterior a eso, era como ver pasar los días. Me hablaban y había cosas que no entendía. había cosas que quería decir y no las podía decir, me acuerdo que no podía escribir un número. Esa situación fue muy desesperante”, aseguró en diálogo con LA COMUNA.

Su brazo izquierdo aún padece movilidad reducida y comentó que ahora está en un plan de rehabilitación, no solo de kinesiología sino de terapia tanto psicológica como ocupacional. Va mostrando avances paulatinos.

“Ahora estoy recuperando de a poco la función del brazo izquierdo”, contó y dijo que depende en gran parte de eso, volver a trabajar, porque sus manos son sus herramientas de trabajo. Esa situación la tiene angustiada, porque no se proyecta sin trabajar, pero también sabe agradecer que por “algún motivo” está acá.

Tres trece años de ejercicio de la enfermería y después de haber atravesado está crítica situación, Cristina no deja de soñar en grande. Los proyectos, la pasión por la enfermería la siguen motivando y movilizando. Dice que no tiene hijos por una decisión personal y que es una “estudiante de todo”. Hace trece años se recibió de enfermera en la Universidad Nacional del Comahue (UNCO) sede Allen con gran sacrificio, y ahora sigue estudiando más carreras. Hizo el Profesorado de Biología y en 2020 se recibía, pero la enfermedad la atrasó. Hace cuatro años también estudia para docente de Enfermería y ejerce en las aulas.

“Me gusta estudiar y transmitir lo que aprendo. Hacer docencia es algo que me apasiona muchísimo, poder transmitir la pasión por la profesión de enfermero, desde el aula”, confió. La mueve saber que está preparando a “los enfermeros del futuro”.

Foto: Juan Thomes

“Yo estoy rodeada de las mejores mujeres. En la vida, siempre hay una mujer para darte un empujoncito”
Cristina Alonzo, enfermera del hospital

Mientras estuvo internada, vivió y percibió a sus colegas “desde el otro lado”. “(Como paciente) vi el amor que le ponen, las ganas. Muchas veces nos toca hacer 16 horas y qué lindo que fue ver a los enfermeros que me hubiera gustado tener, y haberlos tenido”, dijo y reiteró su infinito agradecimiento.

“No se como devolver el amor y el apoyo que me brindaron en todo este tiempo, incluso en lo que fue la recuperación. A la gente que donó plasma, los los que hicieron una oración, los que mandaron energías. Yo no se en que lugar estaba, pero lo recibí”, concluyó.

Profesión feminizada: una tendencia que se revierte

“Históricamente la profesión enfermería fue ligada a las mujeres, no a los varones, pero ahora encontrás un montón de enfermeros varones que son excelentes profesionales. Cuesta todavía que la sociedad lo pueda proyectar así”, opinó Cristina sobre la situación de las mujeres dentro de la profesión.

Si bien todavía sigue siendo un trabajo que concentra en su mayoría mujeres dentro de las instituciones, esta es “una tendencia que está cambiando bastante”, aseguró la mujer. “Nosotros hoy si estamos hablando de cuestiones de género, hace pocos años”, analizó.

Explicó que con el paso de los años, se notó cómo fue cambiando el rol del enfermero, que durante la emergencia sanitaria por covid-19 logró visibilizarse un poco más. “Es el enfermero el que nota que te sentís diferente, que te brillan los ojos, que el monitor cambió, es el primero que lo detecta”, comentó. Es quien puede conectar desde el lado humano y emocional.

La enfermería ya no es solo acercar una “chata” para que el paciente orine, por ejemplo, sino a brindar un cuidado integral hacia el paciente, según explicó.

(Gentileza lacomuna)

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