El Tribunal de Impugnaciones analizará si da pie a alguno de los dos reclamos que se efectuaron contra la condena que recibió Luis Jiménez por el homicidio del comerciante roquense Carlos Curruqueo. La defensa y la querella se presentarán para pedir una revisión de la condena, que fue de 12 años de prisión.

La querella, representada por Leonel Herrera Montovio, entiende que esa decisión es exigua y no se han considerado los distintos hechos que consideran “agravantes” del crimen. Entre ellos, enumeran el enterramiento de la camioneta y el cuerpo en una chacra; la propia declaración del homicida afirmando que Curruqueo había partido hacia La Pampa; el uso de un arma de fuego, durante la noche, en un sector aislado que le era muy conocido. Por todo eso, pedirán que se le otorgue una condena de 33 años de cárcel.

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Pero tampoco la defensa quedó conforme con aquella condena Su abogado, Michel Rischman, entiende que no se tuvo en cuenta la voluntad de Jiménez de aceptar su responsabilidad en el hecho, confesión que permitió acordar los plazos y “ahorrar un largo proceso”.

El TI tendrá que sopesar las distintas posturas y definir si finalmente avala la resolución tomada por el juez de primera instancia o bien define alguna modificación.

Curruqueo, comerciante y “huesero”, se había radicado en Roca hace unos años. Estaba «reencontrándose con su identidad» mapuche y se encontraba en proceso de «transformación en machi», un lider espiritual del pueblo originario, según contgaron sus allegados. Se dedicaba a la compra y venta de vehículos. En esa actividad se relacionó con Jiménez, a quien le vendió una camioneta Toyota. En tanto, el condenado es un peón rural que tenía una pequeña chacra en la zona de María Elvira y organizaba jineteadas en diversos lugares de la región.

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Aquel vehículo nunca se terminó de pagar y había acumulado una deuda de unos dos millones de pesos. Por esa razón, el 14 de octubre de 2021, Curruqueo salió de Roca manejando su utilitario dispuesto a reclamar la suma o bien que le devuelva la camioneta. Según la acusación, Jiménez le pidió que fuera al anochecer, y cuando bajó de la Kangoo lo mató de cuatro balazos en la cabeza.

Luego, envolvió el cuerpo en un mantel, lo colocó en el vehículo y los enterró en una chacra vecina. En enero, casi 100 días después, casi por azar la maniobra quedó a la vista. El peón de la chacra vecina estaba cazando y encontró tierra removida. Pensó que se trataba de la cueva de una vizcacha, por lo que intentó excavar un poco. En vez de eso, se encontró con el techo de la camioneta. Hizo la denuncia sin pensar que adentro podía encontrarse un cuerpo.