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El vamping: El peligroso hábito de estar pegados a los dispositivos electrónicos antes de dormir

El vamping: El peligroso hábito de estar pegados a los dispositivos electrónicos antes de dormir

El uso de dispositivos electrónicos antes de dormir, conocido como «vamping», se ha convertido en un patrón de comportamiento predominante entre la mayoría de los adultos en la actualidad. Según estudios recientes, hasta un 95% de ellos utiliza tecnología justo antes de acostarse, ignorando los graves riesgos que este hábito conlleva.

El vamping no solo interfiere con nuestro ciclo de sueño, sino que también provoca una respuesta en el cerebro similar a otros comportamientos adictivos. Al navegar por las redes sociales y consumir contenido digital, la liberación intermitente de dopamina refuerza el comportamiento de seguir desplazándonos por más contenido. Esta búsqueda constante de gratificación instantánea puede llevar a una sensación de vacío y ansiedad.

Además de los problemas cognitivos y emocionales que conlleva, el vamping tiene un impacto fisiológico en nuestro organismo. La luz azul emitida por las pantallas de los dispositivos electrónicos suprime la producción de melatonina, lo que perturba nuestro ritmo circadiano y nos hace más propensos al insomnio y a un sueño de baja calidad. A su vez, la falta de sueño reparador afecta negativamente nuestras capacidades mentales como la atención, la memoria y la resolución de problemas, lo que deteriora nuestro desempeño diurno.

Este hábito también tiene consecuencias en nuestra vida personal y social. El uso de dispositivos electrónicos durante la noche transforma áreas de descanso como la cama, en espacios de actividad, alterando la percepción del cerebro de que la cama es para dormir. Esto no solo disminuye la calidad del descanso, sino que también puede deteriorar las relaciones íntimas y familiares al reducir la interacción directa y crear distancias emocionales.

A nivel social, el vamping fomenta malentendidos y dificultades comunicativas debido a la falta de interacciones cara a cara y la fatiga. Además, el comportamiento compulsivo de no poder dejar de desplazarse a través de las redes puede aumentar la sensación de soledad y aislamiento social, a pesar de la percepción de estar conectados.

Ante esta realidad, es importante buscar soluciones efectivas que no dependan de medicamentos para dormir, ya que estos tratamientos pueden generar dependencia y no abordan el problema subyacente. Es imperativo reconsiderar y regular el uso de dispositivos antes de dormir para proteger nuestra salud mental y restaurar la calidad de nuestras relaciones.

En conclusión, el vamping no es solo un hábito nocturno, es un problema serio que afecta nuestra salud física, mental y social. Es fundamental abordar este comportamiento para mejorar no solo nuestro descanso nocturno, sino también nuestra calidad de vida y relaciones interpersonales.

Escribe Marian Durao: Dra. en Psicología especialista en neurociencias y terapia online.


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