En medio de la ola de frío polar que se instaló en la región, la cantidad de personas que viven en situación de calle sigue aumentando en Roca. En apenas tres meses, se pasó de siete a más de 20 hombres y mujeres que no tienen donde guarecerse y se refugian en el edificio abandonado del casino o en algún otro espacio que les permita pasar la noche. El relevamiento efectuado por la ONG “La Marea” destaca que el 90 % son varones.

“La situación viene complicada”, comentó Andrés León, referente de la organización que también lleva adelante un merendero para llevar alimentos a esta población. “Un plato caliente para el mediodía; algo de café o té con pan para la tarde. Pero está difícil porque los recursos no alcanzan”, precisó el joven.

Quienes quieran colaborar con esta ONG, pueden comunicarse a través de las redes sociales: en Facebook, Marea Rio Negro; en Instagran, @marea general roca.

La idea de que cuando llega el frío todo se complica, es real. Hasta las trabajadoras sexuales sufren las consecuencias: además de que se puede salir durante menos horas, parece que también merma la libido de sus potenciales clientes. Al menos es lo que comentan en sus círculos de apoyo.

Tampoco está sencillo para los que se ganan unos pesos lavando vidrios, ofreciéndose para hacer alguna changa o los que intentan llamar la atención con sus malabarismos.

León destacó que de las 20 personas que están en situación de calle, una sola es mujer. Será porque generan vínculos diferentes, o porque no terminan de cortar las relaciones con sus familias, la realidad es que el sector femenino es amplia minoría. La gran mayoría de quienes quedaron en esta situación tienen entre 21 y 35 años. Por lo general, son víctimas de adicciones: “están los que perdieron todo para poder sostener el consumo; y están los que terminaron enfrentados con sus familias porque eran un problema que no podían manejar”, apuntó.

El colectivo “La Marea” se identifica con el movimiento LGTB y realiza su tarea social en las calles de Roca, asociado a la organización Barrios de Pie. “Los chicos se instalan en el espacio abandonado del viejo Casino, en la calle Belgrano, pero allí no hay calefacción, apenas un techo. Ahora, me dijeron que les volvieron a abrir las puertas del Hospital para dormir”, puntualizó.

La política social de la municipalidad se limita a reconocer el pago de un alquiler por un período, pero para el sector resulta insuficiente. “Hay poco para alquilar y cuando el propietario se entera de que la persona está en la calle, se niega. Por eso necesitamos de otras acciones”, reflexionó.

“No queremos nuevos Elías” (Leiva), una persona que miró de frío a fines de mayo en el Fisque Menuco. “Vivía en un auto abandonado en la última calle del barrio. Algunos podrán decir que es uno solo; nosotros decimos que uno solo es demasiado”, puntualizó.