Ramiro es roquense y hace casi un año espera que le llegue una Playstation 4 que le envió su hermano desde Bariloche a través del Correo Argentino. Hoy, abogados de por medio, solo tiene una plaqueta de computadora, que no pidió, pero guarda en su casa esperando que algún día esto se solucione y pueda presentarla como evidencia. 

Todo comenzó en plena pandemia, los primeros días de mayo del 2020, cuando su hermano le mandó desde Bariloche una Play 4 original. Embalada como corresponde. Caja, cinta adhesiva, papel madera y un gran cartel que decía claramente el origen de la encomienda y el destino. 

Hasta ahí todo bien. A sentarse y esperar que llegue. Pero los días pasaron y la play no aparecía. 

«Mi hermano se acercó al correo en Bariloche a preguntar qué pasaba y le dijeron que estaba mal escrito el destino. Lo que no es cierto, porque él con un marcador había escrito perfecto mi dirección acá en Roca y la suya de Bariloche. Supuestamente lo iban a corregir y listo», explicó Ramiro. 

Ok, problema solucionado. A sentarse y esperar que llegue la play. Pero, de nuevo, no ocurrió y en medio de la incertidumbre volvieron a reclamar.

«Ya nos parecía raro, asi que mi hermano les pidió que le devolvieran la encomienda pero le dijeron que no, que salía ese mismo día para Roca. Se excusaban con que se había atrasado un camión por la pandemia«. 

Recién en ese momento, la caja empezó a figurar «en camino» en el sistema de seguimiento de encomiendas. Pero los problemas siguieron, porque durante varios días, cada vez que chequeaban el recorrido figuraba algo distinto. 

«El envío hizo ping ping entre Bariloche y Neuquén durante muchos días. Entonces mi hermano volvió a reclamar, más enojado, y le dijeron que el viernes de esa semana llegaba, que no se preocupara». 

Dicho y hecho, ese viernes, mientras Ramiro estaba en el trabajo finalmente llegó el paquete a su casa y lo recibió su mamá. Después de tanta espera, de incansables reclamos, la bendita play había llegado. 

Pero toda la situación previa, ya había alertado a la familia y les costaba creer que la historia terminaba ahí. 

«Como nos parecía rara la situación que habíamos pasado, le sacamos una foto al paquete cerrado, tal como lo trajeron del correo. Y cuando la abrimos nos encontramos con que era una plaqueta de computadora», recordó Ramiro. 

«El paquete estaba totalmente manipulado. Mi hermano le había puesto cinta de papel color madera y lo habían abierto. Le pusieron la plaqueta y lo remendaron con cinta del correo argentino. Que claramente mi hermano no tenía», explicó. 

El envío original desde Bariloche contenía una Playstation 4 nueva, con su caja original, dos joysticks y tres juegos. Y lo que llegó a manos de Ramiro fue otra caja, más pequeña y de menor peso, con una plaqueta de computadora. 

A partir de ahí todo empezó de nuevo. Una vez más los reclamos, las filas, papeles para acá y para allá. 

«Como el fin de semana no trabajaban, el lunes fui a la comisaría a hacer la denuncia y no me la quisieron tomar. Me dijeron que si quería hacer una denuncia tenía que denunciar a mi hermano por estafa, lo cual es ilógico. No me quisieron tomar la denuncia y me fui al correo», relató. 

Ramiro y su hermano, tuvieron que comenzar un interminable reclamo sin fin. Tanto en el correo de Bariloche como en el de Roca presentaron una y otra vez notas exigiendo respuestas que nunca llegaron y por eso eligieron seguir por la vía judicial. 

«Nos cansamos de presentar reclamos y nunca pasó nada. En septiembre decidimos buscar un abogado y les iniciamos acciones legales. Se tenían que presentarse a una mediación este año y no se presentó nadie. Desde entonces no hemos tenido ningún tipo de noticias», explicó. 

Hoy, a casi un año de realizado el envío, no solo siguen sin respuestas formales, sino que nunca apareció la play. En algún lugar, desde la entrega de la caja en Bariloche hasta el momento que la caja, equivocada, llegó a la casa de Ramiro, se «perdió» la consola. Y junto a ellas las explicaciones de los responsables.