HACE 28 AÑOS SALIÓ A COMPRAR CIGARRILLOS, NO VOLVIÓ Y AHORA LO ENCONTRARON Alto Valle Regionales Rio Negro Roca por rocanoticias - 24/09/20230 Foto: Diario Crónica Comodoro Rivadavia. Lo del dicho popular “fue a comprar cigarrillos y nunca regresó”, no es broma; ocurrió, y en este caso le llevó casi 3 décadas encontrar un kiosco abierto. Hace 28 años, Adolfo Sandoval Farías, de 32 años, salió de su casa en El Barrio Abásolo de Comodoro Rivadavia argumentándole a su esposa: “Ya vengo, voy al kiosco de la esquina a comprar cigarrillos». Salió con lo puesto. Era de noche, como señala la publicación del diario Crónica de esa localidad.La misma editorial ha reeditado las noticias de esos años, 1995, cuando y como es habitual, su esposa radicó la correspondiente denuncia. Incluso, los pedidos de búsqueda de personas confeccionados por la policía, indicaban que además de su esposa, sus familiares en Chile también requerían saber sobre su paradero. Pero hasta allí, la particular historia -que parece sacada de un cuento popular- recién empezaba. Meses después, como indica el diario, un joven de 16 años desapareció en forma misteriosa. Era el hijo de aquel hombre que había salido a comprar cigarrillos y nunca regresó.“Por aquellos tiempos, vecinos de la cuadra donde residían los desaparecidos dejaron entrever macabras sospechas sobre lo que podría haber ocurrido con padre e hijo, aunque las investigaciones nunca llegaron a buen puerto”, sostiene la mencionada publicación.En algún momento, desde la Brigada de Búsqueda de personas de Comodoro Rivadavia, a cargo de la oficial principal Daniela Millatruz, se hizo una revisión de casos y causas, tarea que seguramente no fue sencilla. Por esa recopilación de datos, una comisión policial de Comodoro emprendió el viaje el pasado 20 de septiembre a la localidad de Conesa (Río Negro); tenían una dirección y algunos datos. Cuando llegaron al lugar, el hombre que los atendió admitió ser la persona que esa comisión policial estaba buscando. Según se informó, tranquilo y amable, Sandoval Farias explicó que se fue por desavenencias con Nelci Isabel, su exposa, y por y “estar cansado”. Accedió a a la confección fichas dactiloscópicas que le hicieron en una comisaría de Conesa, y se informó a las autoridades judiciales del procedimiento. Aunque no se informó, su hijo habría seguido sus pasos cuando desapareció. Al parecer, luego de eso, el hombre regresó a su domicilio y la comisión policial regresó a Comodoro con la información recabada. Seguramente, el desenlace de esta historia fue el tema de conversación en el viaje de regreso de los efectivos policiales. En resumen:Resumen en español del contenido en 100 palabrasFoto: Diario Crónica Comodoro Rivadavia.Lo del dicho popular “fue a comprar cigarrillos y nunca regresó”, no es broma; ocurrió, y en este caso le llevó casi 3 décadas encontrar un kiosco abierto. Hace 28 años, Adolfo Sandoval Farías, de 32 años, salió de su casa en El Barrio Abásolo de Comodoro Rivadavia argumentándole a su esposa: “Ya vengo, voy al kiosco de la esquina a comprar cigarrillos». Salió con lo puesto. Era de noche, como señala la publicación del diario Crónica de esa localidad.La misma editorial ha reeditado las noticias de esos años, 1995, cuando y como es habitual, su esposa radicó la correspondiente denuncia. Incluso, los pedidos de búsqueda de personas confeccionados por la policía, indicaban que además de su esposa, sus familiares en Chile también requerían saber sobre su paradero. Pero hasta allí, la particular historia -que parece sacada de un cuento popular- recién empezaba. Meses después, como indica el diario, un joven de 16 años desapareció en forma misteriosa. Era el hijo de aquel hombre que había salido a comprar cigarrillos y nunca regresó.“Por aquellos tiempos, vecinos de la cuadra donde residían los desaparecidos dejaron entrever macabras sospechas sobre lo que podría haber ocurrido con padre e hijo, aunque las investigaciones nunca llegaron a buen puerto”, sostiene la mencionada publicación.En algún momento, desde la Brigada de Búsqueda de personas de Comodoro Rivadavia, a cargo de la oficial principal Daniela Millatruz, se hizo una revisión de casos y causas, tarea que seguramente no fue sencilla. Por esa recopilación de datos, una comisión policial de Comodoro emprendió el viaje el pasado 20 de septiembre a la localidad de Conesa (Río Negro); tenían una dirección y algunos datos. Cuando llegaron al lugar, el hombre que los atendió admitió ser la persona que esa comisión policial estaba buscando. Según se informó, tranquilo y amable, Sandoval Farias explicó que se fue por desavenencias con Nelci Isabel, su exposa, y por y “estar cansado”. Accedió a a la confección fichas dactiloscópicas que le hicieron en una comisaría de Conesa, y se informó a las autoridades judiciales del procedimiento. Aunque no se informó, su hijo habría seguido sus pasos cuando desapareció. Al parecer, luego de eso, el hombre regresó a su domicilio y la comisión policial regresó a Comodoro con la información recabada. Seguramente, el desenlace de esta historia fue el tema de conversación en el viaje de regreso de los efectivos policiales. RocaNoticias.com en Redes Sociales con información al instante! Facebook.com/RocaNoticiasOK Twitter.com/RocaNoticiasOK Youtube.com/@RocaNoticias Instagram.com/RocaNoticiasOK Telegram.me/RocaNoticias TikTok.com/@RocaNoticias(Gentileza mediosdelaire)Compartir esta noticia:TweetWhatsAppTelegramRedditImprimirRelacionado...
Foto: Diario Crónica Comodoro Rivadavia. Lo del dicho popular “fue a comprar cigarrillos y nunca regresó”, no es broma; ocurrió, y en este caso le llevó casi 3 décadas encontrar un kiosco abierto. Hace 28 años, Adolfo Sandoval Farías, de 32 años, salió de su casa en El Barrio Abásolo de Comodoro Rivadavia argumentándole a su esposa: “Ya vengo, voy al kiosco de la esquina a comprar cigarrillos». Salió con lo puesto. Era de noche, como señala la publicación del diario Crónica de esa localidad.La misma editorial ha reeditado las noticias de esos años, 1995, cuando y como es habitual, su esposa radicó la correspondiente denuncia. Incluso, los pedidos de búsqueda de personas confeccionados por la policía, indicaban que además de su esposa, sus familiares en Chile también requerían saber sobre su paradero. Pero hasta allí, la particular historia -que parece sacada de un cuento popular- recién empezaba. Meses después, como indica el diario, un joven de 16 años desapareció en forma misteriosa. Era el hijo de aquel hombre que había salido a comprar cigarrillos y nunca regresó.“Por aquellos tiempos, vecinos de la cuadra donde residían los desaparecidos dejaron entrever macabras sospechas sobre lo que podría haber ocurrido con padre e hijo, aunque las investigaciones nunca llegaron a buen puerto”, sostiene la mencionada publicación.En algún momento, desde la Brigada de Búsqueda de personas de Comodoro Rivadavia, a cargo de la oficial principal Daniela Millatruz, se hizo una revisión de casos y causas, tarea que seguramente no fue sencilla. Por esa recopilación de datos, una comisión policial de Comodoro emprendió el viaje el pasado 20 de septiembre a la localidad de Conesa (Río Negro); tenían una dirección y algunos datos. Cuando llegaron al lugar, el hombre que los atendió admitió ser la persona que esa comisión policial estaba buscando. Según se informó, tranquilo y amable, Sandoval Farias explicó que se fue por desavenencias con Nelci Isabel, su exposa, y por y “estar cansado”. Accedió a a la confección fichas dactiloscópicas que le hicieron en una comisaría de Conesa, y se informó a las autoridades judiciales del procedimiento. Aunque no se informó, su hijo habría seguido sus pasos cuando desapareció. Al parecer, luego de eso, el hombre regresó a su domicilio y la comisión policial regresó a Comodoro con la información recabada. Seguramente, el desenlace de esta historia fue el tema de conversación en el viaje de regreso de los efectivos policiales.
Foto: Diario Crónica Comodoro Rivadavia.Lo del dicho popular “fue a comprar cigarrillos y nunca regresó”, no es broma; ocurrió, y en este caso le llevó casi 3 décadas encontrar un kiosco abierto. Hace 28 años, Adolfo Sandoval Farías, de 32 años, salió de su casa en El Barrio Abásolo de Comodoro Rivadavia argumentándole a su esposa: “Ya vengo, voy al kiosco de la esquina a comprar cigarrillos». Salió con lo puesto. Era de noche, como señala la publicación del diario Crónica de esa localidad.La misma editorial ha reeditado las noticias de esos años, 1995, cuando y como es habitual, su esposa radicó la correspondiente denuncia. Incluso, los pedidos de búsqueda de personas confeccionados por la policía, indicaban que además de su esposa, sus familiares en Chile también requerían saber sobre su paradero. Pero hasta allí, la particular historia -que parece sacada de un cuento popular- recién empezaba. Meses después, como indica el diario, un joven de 16 años desapareció en forma misteriosa. Era el hijo de aquel hombre que había salido a comprar cigarrillos y nunca regresó.“Por aquellos tiempos, vecinos de la cuadra donde residían los desaparecidos dejaron entrever macabras sospechas sobre lo que podría haber ocurrido con padre e hijo, aunque las investigaciones nunca llegaron a buen puerto”, sostiene la mencionada publicación.En algún momento, desde la Brigada de Búsqueda de personas de Comodoro Rivadavia, a cargo de la oficial principal Daniela Millatruz, se hizo una revisión de casos y causas, tarea que seguramente no fue sencilla. Por esa recopilación de datos, una comisión policial de Comodoro emprendió el viaje el pasado 20 de septiembre a la localidad de Conesa (Río Negro); tenían una dirección y algunos datos. Cuando llegaron al lugar, el hombre que los atendió admitió ser la persona que esa comisión policial estaba buscando. Según se informó, tranquilo y amable, Sandoval Farias explicó que se fue por desavenencias con Nelci Isabel, su exposa, y por y “estar cansado”. Accedió a a la confección fichas dactiloscópicas que le hicieron en una comisaría de Conesa, y se informó a las autoridades judiciales del procedimiento. Aunque no se informó, su hijo habría seguido sus pasos cuando desapareció. Al parecer, luego de eso, el hombre regresó a su domicilio y la comisión policial regresó a Comodoro con la información recabada. Seguramente, el desenlace de esta historia fue el tema de conversación en el viaje de regreso de los efectivos policiales.