El estado de Río Grande do Sul, en Brasil, se encuentra en estado de calamidad luego de sufrir fuertes precipitaciones que han causado inundaciones históricas. Desde la semana pasada, el agua no ha dejado de caer, alcanzando niveles que no se habían registrado desde 1941. La capital del estado, Porto Alegre, y otras ciudades densamente pobladas como Canoas y Caxias del Sur, se encuentran entre las más afectadas.

Según Defensa Civil, al menos 83 personas han perdido la vida como consecuencia de las tormentas, mientras que más de cien personas están heridas y otras 105 se encuentran desaparecidas. La Fuerza Aérea Brasileña ha desplegado drones de reconocimiento para ayudar en las labores de búsqueda y rescate.

Más de 844.000 personas han resultado afectadas en todo el estado, y más de 134.300 han perdido sus hogares. Ante esta situación, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ha prometido que no habrá obstáculos burocráticos en las tareas de recuperación y que se destinarán todos los recursos necesarios. Lula ha visitado la región junto a ministros de su Gobierno y ha anunciado que el Congreso votará medidas de auxilio financiero para la zona.

 

El número de muertos podría aumentar debido a la gran cantidad de desaparecidos, que ha aumentado considerablemente en los últimos días. Más del 70% de los pueblos y ciudades de Río Grande do Sul están inundadas, y más de 100.000 personas han sido desplazadas.

Las inundaciones han provocado la destrucción de carreteras, puentes y una presa en una central hidroeléctrica. Además, más de 400.000 personas se encuentran sin electricidad y un tercio de la población carece de agua potable.

La situación en Porto Alegre es crítica, ya que el lago Guaiba se ha desbordado, alcanzando su nivel más alto en la historia. El aeropuerto internacional ha suspendido todos sus vuelos desde el viernes.

 

Voluntarios locales han trabajado arriesgando su propia seguridad para rescatar a personas atrapadas en tejados y casas inundadas. Pequeñas embarcaciones, motos acuáticas y kayaks han sido utilizados en estas tareas.

Las lluvias torrenciales en el sur de Brasil han dejado una estela de destrucción y sufrimiento. La respuesta del gobierno y la solidaridad de la comunidad son fundamentales para ayudar a las personas afectadas a recuperarse de esta tragedia.