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La AIC se deshilacha: El último que apague la luz y cierre la puerta

La AIC se deshilacha: El último que apague la luz y cierre la puerta:

 

La Autoridad de Cuencas nació durante la privatización de las centrales hidroeléctricas de la región.  Su función: “la administración, control, uso y preservación de las cuencas” de los ríos Limay, Neuquén y Negro. Una cuenca de 140.000 km2. Pero hace más de 10 años que no realiza una sola obra de defensa costera (cuando en los comienzos financió los trabajos en la zona de Rincón de Emilio, en Neuquén; la costanera de Viedma; en diferentes puntos de Roca, Regina, Allen y Cipolletti). Y hace exactamente una década que ingresó el último empleado.

En 10 años, el drenaje de personal fue constante: muchos se jubilaron; otros se marcharon buscando nuevos horizontes. “Soldado que cae no se reemplaza” solía razonar un viejo industrial rionegrino. Una máxima que parece estar utilizando en la Autoridad de Cuencas.

Además de esta inacción, en los últimos meses empezaron a demorarse los pagos a proveedores y el atraso en el pago de adicionales al personal. Algunos lo llaman con el eufemismo de “reprogramación de pagos”. Otros han sido más crueles y directamente lo titularon: “cesación de pagos”.

 

¿Qué pasó?

Esta situación de decadencia del organismo no es nueva, claro. Y tiene su origen en la paulatina pérdida de ingresos. La AIC no recibe financiamiento del gobierno nacional. Según la ley de creación, las empresas concesionarias deben abonarle un canon sobre la energía efectivamente entregada al mercado. En algún tiempo, eso alcanzaba para realizar estudios, concretar algunas obras, y dar una imagen de eficiencia que producía seguridad y confianza a toda la población.

Además, encabezó campañas de educación sobre lo que significa vivir aguas abajo de las grandes presas, trabajando con las municipalidades de la región; difundió los mapas de inundaciones y colaboró con la búsqueda de los caminos de evacuación en caso de emergencia. 

 

 

Ese panorama cambió absolutamente. Hoy, las actividades que se realizan son producto del orgullo y el compromiso del personal que sigue realizando tareas. A veces, improvisando soluciones (como buenos argentinos, claro).

Primero, un período extenso de sequía. Hace 13 años que las centrales vienen generando menos energía, producto de que hay menos agua en toda la cuenca. Y segundo, que 2013 la secretaría de Energía modificó la forma de cálculo del precio de esa energía para el pago del canon y las regalías a las provincias. En vez de tomar el precio real facturado a CAMMESA, el mercado eléctrico mayorista, se toma un precio ideal que sería el que tendría la energía en un funcionamiento a pleno de todo el sistema. Según la última actualización, AIC y las provincias perciben entre un 50 y un 60 % de lo que deberían percibir. Para las provincias, una preocupación más, porque dentro de su presupuesto no tienen un impacto tan grande. Para la Autoridad de Cuencas, un golpe tremendo ya que es su único financiamiento.

 

 

¿Y en el futuro?

Sólo incertidumbre para los próximos tiempos. Lo único que se sabe es que hay dos años más de vigencia: en 2023 se terminan las concesiones y más allá de algunas declaraciones de principios, no hay definiciones. Y dependiendo de qué modelo se elija será el futuro de la Autoridad de Cuencas. O se la potencia, para que cumpla un rol más integral; o directamente se cierra y le da paso a algún otro organismo.

Algunas fuentes bien informadas dicen que Río Negro y Neuquén ya están trabajando en conjunto para presentar un proyecto de creación de una empresa federal de hidroelectricidad, en la que las provincias tengan un rol protagónico. Hay sectores dentro del gobierno nacional (tanto en los equipos técnicos como en el político), que entienden que las presas deberían volver a la órbita de la Secretaría de Energía.

Pero hay una tercera vía, que no resultaría del todo antipática para algunos sectores provinciales: que todo siga como está, con las represas concesionadas, pero con un marco regulatorio más concreto y eficaz. Que retome la experiencia de estos 30 años y que otorgue más facultades a los estados propietarios del recurso.

Gentileza anr

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