La crisis parece no haber impactado en algunos hábitos de los cipoleños y el consumo de bebidas alcohólicas, lejos de disminuir, siguió creciendo en los últimos meses. Adecuándose a las estructuras de los bolsillos: surgen segundas marcas, se revitalizan antiguas formas de expendio y se aprovechan todas las promociones que ponen en marcha los productores para mantener el nivel de ventas.

Los mayoristas y distribuidores, que esperaban una caída homogénea en toda la línea de productos, están sorprendidos por la demanda sostenida de bebidas alcohólicas, especialmente en la gama de las cervezas y los vinos más económicos.

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En la cerveza, una marca que ha reaparecido después de algún tiempo de exilio fue la Palermo: “cuestión de precios”, explican en el almacén. También salen mucho los “latones” (la de 710 cc). Y claro está, todas las promociones que realizan las empresas: el comerciante recibe un “premio” en especies por la compra de determinadas cantidades, que después se trasladan al precio final.

En la venta de vinos, tiene sus altibajos: mientras que en las vinotecas el impacto no se ha sentido tanto, en los almacenes y despensas de barrio la demanda de la botella de 750 cc ha descendido abruptamente. “En cambio, se ve mucho la venta en damajuanas de 5 litros”, precisaron desde el sector.

Los cambios en el consumo habían desterrado a la antigua damajuana a algunos mercados marginales. Con la crisis, vuelve a ser una opción que avanza hacia otro tipo de comercios. Como la venta de “en tetra”: el popular vino en caja sigue siendo uno de los preferidos, aunque de económico tengan cada vez menos.

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En los negocios barriales se ve también otro cambio de tendencia: el vodka ha desplazado a otro tipo de bebidas blancas, como la ginebra o el whisky. En el primero, puede entenderse a partir de las campañas de marketing realizadas por los fabricantes; el segundo, es una cuestión de precios.

El mercado del fernet, en tanto, ha llegado a un techo: no aumentó, pero tampoco bajó el consumo. Sí se han multiplicados las marcas más económicas. El que antes hacía un esfuerzo para comprar el “tope de gama”, hoy debe conformarse con llevarse por otras alternativas.