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La dejaron pariendo sola y su bebé nació muerto

La dejaron pariendo sola y su bebé nació muerto:

Una nueva causa de mala praxis apunta contra el trabajo de los profesionales de Ginecología del hospital de Roca. Es que una joven de 20 años describió a través de sus redes sociales el padecimiento de que la traten de exagerada y que no le presten atención ante múltiples dolores y complicaciones que tuvo su embarazo, hasta que la internaron y la dejaron varias horas sola en una habitación a la espera de que se produzca el parto de su primer hijo. Finalmente el bebe murió.

Con 20 semanas de gestación y sangrados reiterados, fue varias veces a la guardia del hospital «donde me dijeron que era todo normal, y que no tenía que preocuparme, ya que estaba todo bien y el sangrado simplemente era causado porque se me estaba acomodando la placenta y mi cuerpo». Sin embargo, de acuerdo con el relato, con el pasar de los días las pérdidas continuaban, por lo que decidió volver a que la revisen los profesionales. «Continúe yendo, por miedo y preocupación por mi bebé, alrededor de cinco veces más, todas las veces me dijeron lo mismo y me mandaban a la casa, ya tildándome de exagerada», siguió.

Melina, en su perfil de Instagram manifestó que al llegar a la semana 24 de gestación «comienzo notar mucho flujo de tonalidad marrón y mi panza se comenzó a poner muy dura, y ahí comenzaron los dolores, cada vez que me sentaba y me paraba», ante esto consultó nuevamente en la guardia «donde me recetaron progesterona y óvulos, me dijeron que no exagere, que estaba todo bien y que todo era producto que la inflamación de útero, que se resolvería con la medicación».

Como seguía con dolores, regresó y fue atendida por un ginecólogo «me atiende el doctor E.N., quien me da una inyección para calmar mis dolores y me indica que continúe con la medicación, diciéndome que estaba todo normal». Sin embargo los dolores continuaron hasta que se tornaron «insoportables», por lo que debió regresar al Hospital. «Me atendió el mismo doctor el cual se dirigía a mí con un trato desmedido de cariño que me ponía incomoda. Me preguntó si había tomado la medicación, me dijo que tenía que esperar que me hiciera efecto y que me vaya. Le supliqué y lloré, pidiéndole que haga algo. Le tuve que explicar que lo que estaba teniendo era contracciones».

Quería expulsar algo, estaba pariendo. Comencé a gritar con todas mis fuerzas para que alguien venga a asistirme, llegaron las enfermeras, les dije que me estaba por salir algo; que me ayuden por favor. Ellas me miraron, me pusieron una chata abajo y me dijeron que haga fuerza. Cerraron la puerta y se fueron. Tuve al bebe yo sola, sentí que salía entre mis piernas, sentí como cayó en la pala de plástico cómo si no fuese nada

Recién en ese momento el ginecólogo decidió revisarla y advirtió que había roto bolsa: «me hace una ecografía y me dice que el bebé no tenía nada de líquido, que porque no fui cuando rompí bolsa asumiendo que toda la culpa era mía», aseguró. Si hasta allí cada vez que intentó recibir asistencia médica había ninguneada, después de ese momento el maltrato se intensificó. La joven contó que la dejaron sola en una habitación, sin saber que pasaba, «Las contracciones se volvían cada vez más fuertes y yo gritaba del dolor, las enfermeras vinieron a callarme y cerrarme la puerta. Soporté el dolor intenso por horas hasta que se hicieron las 4.30 de la madrugada y comenzó lo peor».

Melina relató lo que le pasaba por el cuerpo: «quería expulsar algo, estaba pariendo. Comencé a gritar con todas mis fuerzas para que alguien venga a asistirme, llegaron las enfermeras, les dije que me estaba por salir algo; que me ayuden por favor. Ellas me miraron, me pusieron una chata abajo y me dijeron que haga fuerza. Cerraron la puerta y se fueron. Tuve al bebe yo sola, sentí que salía entre mis piernas, sentí como cayó en la pala de plástico cómo si no fuese nada».

El pormenorizado relato continuó y fue allí, que después de parir en absoluta soledad y sin asistencia, llegaron dos enfermeras junto con el doctor que le dijo «bueno, tu bebito está muerto», y se fue. Aun en shock tuvo que escuchar al médico que regresó y le ofreció si quería ver a su bebé, «me dijo que era un varoncito, preciosa». Y lo reiteró en varias oportunidades.

Tras esa situación traumática, las enfermeras limpiaron un poco la cama y le inyectaron un relajante para que duerma, «con todas las sábanas salpicadas»

Al hacerse pública la denuncia, desde la dirección del hospital solamente se limitaron a confirmar que se inició una investigación interna para determinar qué fue lo que sucedió. Los profesionales intervinientes están identificados y deberán enfrentar un sumario hasta que se aclare lo sucedido. El caso encaja en lo que se conoce como violencia obstétrica, que es cuando la mujer sufre por parte del personal de salud un trato humillante, el abuso de medicalización o una patologización innecesaria.

Gentileza mejorinformado

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