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«La emoción de la gente cuando es vacunada, nos alienta a seguir con nuestro trabajo»

«La emoción de la gente cuando es vacunada, nos alienta a seguir con nuestro trabajo»:

“Se puede inflamar, puede doler o picar. Con paños fríos y una ducha, mejora. Pero sino mejora, hay que llamar al médico”. ¿Quién no ha escuchado esa frase alguna vez? Es la voz del personal de salud que se desempeña en los vacunatorios públicos y privados a lo largo y ancho de todo el país.

Llegan cada día a los puntos más recónditos, en ambulancia, auto, camioneta, moto, a caballo, eso es lo de menos: Lo importante es llegar. Llevar a cada habitante del país la vacuna que le toca por calendario y Argentina ostenta uno de los más completos del mundo.

Esta tarea inmensa, fundamental para reforzar el sistema inmunitario y prevenir enfermedades graves, tiene desde hace tres años una fecha especial para ser homenajeada. Así, cada 26 de agosto desde 2019 se conmemora el Día Nacional del Vacunador, en homenaje al nacimiento del doctor Albert Sabin, creador de la vacuna oral contra la poliomielitis.

Con el coronavirus todavía asolando al mundo y en pleno desarrollado de una de las campañas mundiales de vacunación más importantes de la historia de la humanidad, destacar el trabajo del personal sanitario afectado a la campaña, es una obligación.

Clarisa Cole es licenciada en Enfermería y hace 22 años trabaja en el Hospital Francisco López Lima, institución que la formó y por la que ha visto transcurrir toda su vida profesional. Es también una de las más de 30 personas que desde fines de 2020 está afectada a la campaña de Vacunación Covid-19.

Junto a un equipo de agentes sanitarios, enfermeros y administrativos, trabajan incansablemente hace 8 meses para inmunizar contra el coronavirus a toda la población objetivo de la ciudad.

“En estos meses hemos tenido todo tipo de emociones, nosotros y la gente que llega a ser vacunada. Me pasó que un señor grande se largó a llorar con mucha emoción mientras lo vacunaba y decía que gracias a estar vacunado iba a poder ir a trabajar. Esas situaciones te marcan la importancia de todo esto”, cuenta Clarisa, al término de una extensa jornada de trabajo.

Esas emociones hacen más llevadero el cansancio y confirman a todo el equipo, la importancia de llegar a la comunidad con salud, con vida, en síntesis: con vacunas.

 “La gente está muy agradecida, vienen emocionados, a veces con miedo, con angustia, con dudas. Pero siempre agradecidos. Y eso hace que el cansancio no se sienta tanto”, explicó Cole y añadió “en general, siempre que se habla de vacunas, las personas manifiestan agradecimiento. Consultan sus dudas, les explicamos cómo pueden reaccionar y se van contentos”.

Nacida en Regina hace 45 años, Clarisa se formó en la Escuela de Enfermería de Allen y empezó su carrera en el López Lima y a lo largo de estos 22 años se ha desempeñado en casi la totalidad de los sectores del Hospital, siendo el área de Neonatología una de sus preferidas. La pandemia la encontró trabajando en el Vacunatorio Central, donde continúan aplicándose todas las vacunas del calendario, mientras en simultáneo en la Colonia Penal se inmuniza contra el coronavirus.

Ella, Mauricio Félix y Nelson Gutiérrez, son los coordinadores del operativo de vacunación COVID-19, el cual es posible además gracias al incansable y titánico trabajo de un equipo que ronda las 30 personas y que en ocasiones se amplió, según la demanda.

“Estamos hace 8 meses afectados a esta campaña. No sé cuántas vacunas contra el Covid apliqué yo, pero seguro más de mil. Hacemos jornadas en las que en promedio se colocan más de 1.500 vacunas, a veces muchas más. Sin dudas que en 2020 no podíamos dimensionar que se venía una tarea tan grande. Sabíamos que iba a ser muy fuerte, pero era difícil saber cuánto”, recalcó Clarisa.

Todo miedo, toda ansiedad, era lógico. Las vacunas estaban en pleno desarrollo, el virus era un enemigo desconocido y el personal de salud estaba cansado y angustiado pero firme, en la primera línea de acción.

Y así ocurrió en todos lados y fueron pasando los meses, hasta que el 29 de diciembre de 2020 llegaron las primeras vacunas Sputnik a Roca.

Desde entonces, se mantuvo un ritmo constante de trabajo, que implica el compromiso de 15 registradores, dos personas afectadas a la admisión, tres más en el proceso de post vacunación, tres coordinadores y entre 8 y 10 vacunadoras y vacunadores, quien hoy celebran por tercer año su día. (un medio local)

Gentileza anr

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