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La fruticultura en crisis: pérdida de hectáreas y empleos en el Alto Valle

La fruticultura en crisis: pérdida de hectáreas y empleos en el Alto Valle

La fruticultura, el pilar económico de la ciudad, enfrenta una crisis sin precedentes, con miles de hectáreas perdidas y empleos desapareciendo en nuestra ciudad. Desde la Cámara de Agricultura, Industria y Comercio de General Roca (CAIC), se encienden las alarmas ante la situación actual.

Los últimos datos revelados por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) son desalentadores.

La fruticultura del Valle de Río Negro registra pérdidas cercanas a los 200 millones de dólares (200.000 millones de pesos), y gran parte de esta caída se atribuye a la disminución de los márgenes de rentabilidad en el sector. La carga impositiva, los costos laborales, el encarecimiento del crédito y la falta de políticas activas han llevado a la pérdida de más de 14 mil hectáreas de producción.

Un dato que debería hacernos reflexionar es que Argentina exporta apenas 60,000 toneladas de manzanas, mientras que Chile exporta 550,000 toneladas. Este desequilibrio en la balanza comercial es preocupante.

Los representantes gubernamentales, a pesar de la importancia de esta situación, no han abordado el tema en profundidad durante la campaña electoral. La falta de atención a esta problemática está afectando gravemente a la economía de la región.

Un informe del Senasa revela el achique de las tierras productivas en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén. De 52.000 hectáreas que había 2009, pasaron a 37.873 en 2022. Los números son duros. El deterioro que sufrió la fruticultura en estos últimos años queda al desnudo con la estadística que presentó el Servicio Nacional de Seguridad Agroalimentaria (Senasa).

Allí se refleja que en 2009 existían en los valles irrigados de Río Negro y Neuquén 52.055 hectáreas con producción frutícola (pomáceas y carozo). El año pasado, esa superficie era de 37.873 hectáreas.

Las frías estadísticas reflejan que, en este período bajo análisis, salieron fuera del sistema poco más de 14.182 hectáreas, a una tasa de 1.000 hectáreas por temporada, mermas que representan una caída en la superficie productiva de poco más del 25%.

Más de 600.000 toneladas de fruta quedaron fuera del circuito en estos últimos 14 años, volumen que representa a unos 3.500 trabajadores permanentes menos en el campo y los galpones de empaque.

Esta crisis está teniendo graves consecuencias para el comercio local. A pesar de contar con tierra fértil, agua, un clima propicio, productores calificados y un espíritu emprendedor enérgico, parece que pocos se preocupan por la lenta agonía de un sector que transformó un desierto en uno de los polos productivos más importantes de la nación.

Por lo tanto, desde CAIC, se realizó un llamado a los líderes políticos y a la comunidad en su conjunto para debatir y tomar medidas necesarias con el fin de revertir las políticas que han perjudicado a la sociedad en su totalidad.

Es crucial que el Valle de Río Negro recupere su potencia económica y el futuro próspero que todos alguna vez soñamos. La fruticultura, nuestra principal actividad económica, merece ser rescatada y fortalecida para el bienestar de todos

En resumen:
Resumen del contenido en 180 palabras

La fruticultura, el pilar económico de la ciudad, enfrenta una crisis sin precedentes, con miles de hectáreas perdidas y empleos desapareciendo en nuestra ciudad. Desde la Cámara de Agricultura, Industria y Comercio de General Roca (CAIC), se encienden las alarmas ante la situación actual.

Los últimos datos revelados por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) son desalentadores.

La fruticultura del Valle de Río Negro registra pérdidas cercanas a los 200 millones de dólares (200.000 millones de pesos), y gran parte de esta caída se atribuye a la disminución de los márgenes de rentabilidad en el sector. La carga impositiva, los costos laborales, el encarecimiento del crédito y la falta de políticas activas han llevado a la pérdida de más de 14 mil hectáreas de producción.

Un dato que debería hacernos reflexionar es que Argentina exporta apenas 60,000 toneladas de manzanas, mientras que Chile exporta 550,000 toneladas. Este desequilibrio en la balanza comercial es preocupante.

Los representantes gubernamentales, a pesar de la importancia de esta situación, no han abordado el tema en profundidad durante la campaña electoral. La falta de atención a esta problemática está afectando gravemente a la economía de la región.

Un informe del Senasa revela el achique de las tierras productivas en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén. De 52.000 hectáreas que había 2009, pasaron a 37.873 en 2022. Los números son duros. El deterioro que sufrió la fruticultura en estos últimos años queda al desnudo con la estadística que presentó el Servicio Nacional de Seguridad Agroalimentaria (Senasa).

Allí se refleja que en 2009 existían en los valles irrigados de Río Negro y Neuquén 52.055 hectáreas con producción frutícola (pomáceas y carozo). El año pasado, esa superficie era de 37.873 hectáreas.

Las frías estadísticas reflejan que, en este período bajo análisis, salieron fuera del sistema poco más de 14.182 hectáreas, a una tasa de 1.000 hectáreas por temporada, mermas que representan una caída en la superficie productiva de poco más del 25%.

Más de 600.000 toneladas de fruta quedaron fuera del circuito en estos últimos 14 años, volumen que representa a unos 3.500 trabajadores permanentes menos en el campo y los galpones de empaque.

Esta crisis está teniendo graves consecuencias para el comercio local. A pesar de contar con tierra fértil, agua, un clima propicio, productores calificados y un espíritu emprendedor enérgico, parece que pocos se preocupan por la lenta agonía de un sector que transformó un desierto en uno de los polos productivos más importantes de la nación.

Por lo tanto, desde CAIC, se realizó un llamado a los líderes políticos y a la comunidad en su conjunto para debatir y tomar medidas necesarias con el fin de revertir las políticas que han perjudicado a la sociedad en su totalidad.

Es crucial que el Valle de Río Negro recupere su potencia económica y el futuro próspero que todos alguna vez soñamos. La fruticultura, nuestra principal actividad económica, merece ser rescatada y fortalecida para el bienestar de todos

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Resumen del contenido en 180 palabras

La fruticultura, el pilar económico de la ciudad, enfrenta una crisis sin precedentes, con miles de hectáreas perdidas y empleos desapareciendo en nuestra ciudad. Desde la Cámara de Agricultura, Industria y Comercio de General Roca (CAIC), se encienden las alarmas ante la situación actual.

Los últimos datos revelados por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) son desalentadores.

La fruticultura del Valle de Río Negro registra pérdidas cercanas a los 200 millones de dólares (200.000 millones de pesos), y gran parte de esta caída se atribuye a la disminución de los márgenes de rentabilidad en el sector. La carga impositiva, los costos laborales, el encarecimiento del crédito y la falta de políticas activas han llevado a la pérdida de más de 14 mil hectáreas de producción.

Un dato que debería hacernos reflexionar es que Argentina exporta apenas 60,000 toneladas de manzanas, mientras que Chile exporta 550,000 toneladas. Este desequilibrio en la balanza comercial es preocupante.

Los representantes gubernamentales, a pesar de la importancia de esta situación, no han abordado el tema en profundidad durante la campaña electoral. La falta de atención a esta problemática está afectando gravemente a la economía de la región.

Un informe del Senasa revela el achique de las tierras productivas en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén. De 52.000 hectáreas que había 2009, pasaron a 37.873 en 2022. Los números son duros. El deterioro que sufrió la fruticultura en estos últimos años queda al desnudo con la estadística que presentó el Servicio Nacional de Seguridad Agroalimentaria (Senasa).

Allí se refleja que en 2009 existían en los valles irrigados de Río Negro y Neuquén 52.055 hectáreas con producción frutícola (pomáceas y carozo). El año pasado, esa superficie era de 37.873 hectáreas.

Las frías estadísticas reflejan que, en este período bajo análisis, salieron fuera del sistema poco más de 14.182 hectáreas, a una tasa de 1.000 hectáreas por temporada, mermas que representan una caída en la superficie productiva de poco más del 25%.

Más de 600.000 toneladas de fruta quedaron fuera del circuito en estos últimos 14 años, volumen que representa a unos 3.500 trabajadores permanentes menos en el campo y los galpones de empaque.

Esta crisis está teniendo graves consecuencias para el comercio local. A pesar de contar con tierra fértil, agua, un clima propicio, productores calificados y un espíritu emprendedor enérgico, parece que pocos se preocupan por la lenta agonía de un sector que transformó un desierto en uno de los polos productivos más importantes de la nación.

Por lo tanto, desde CAIC, se realizó un llamado a los líderes políticos y a la comunidad en su conjunto para debatir y tomar medidas necesarias con el fin de revertir las políticas que han perjudicado a la sociedad en su totalidad.

Es crucial que el Valle de Río Negro recupere su potencia económica y el futuro próspero que todos alguna vez soñamos. La fruticultura, nuestra principal actividad económica, merece ser rescatada y fortalecida para el bienestar de todos

en español


Gentileza anr
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