Llamó la atención la publicación de una persona en un grupo de compra y venta de la red social Facebook, exclusivo para gente de Roca. Primero, porque hacía un llamado a la solidaridad para poder sostenerse en Buenos Aires, donde tuvieron que viajar con toda la familia para una delicada operación. Segundo, porque no aclaraba cuál era esa intervención. Y tercero, porque la misma publicación se repitió durante los últimos 40 días.

Las dudas parece que también se multiplicaron entre el resto de los cibernautas. La publicación no tiene comentarios, no tiene los usuales “me gusta”, no fue compartida. ¿Qué es lo que hace que un pedido semejante sea acogido o no por la comunidad? ¿La proximidad? ¿El reconocimiento?

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“Como mucho sabrán – escribió Alberto Alvarez -, estuve pidiendo ayuda hace unos días para poder trasladar a mí señora Carolina a Buenos Aires. Gracias a Dios y a todas las personas que colaboraron ella pudo ser trasladada, ya fue operada y ahora nos quedan varios meses de recuperación acá en el hospital Roffo”. Se trata de un centro médico de alta complejidad, que hace un siglo se especializa en la atención de pacientes con cáncer.

“Estamos con mis hijos y no sabemos cuántos meses serán los que tenemos que estar aquí. Por eso que vuelvo a solicitar de su ayuda para quien pueda y quiera seguir ayudándonos colaborando con lo que puedan, nos serán de mucha ayuda, ya q contamos con gastos extras q no esperábamos y no tenemos tanta plata para poder cubrirlos”, puntualizó.

Y agregó que están juntando dinero “para poder alquilar algo para poder ir a descansar bien con mis nenes y estar un poco más cómodos el tiempo que nos queda para estar acá”.

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Dos datos le juegan en contra a su pedido de ayuda: en su perfil, no se encuentran otros detalles sobre la vida de familia. Ni sobre la salud de su esposa. Ni sobre la personalidad de sus hijos. Tampoco existen mayores interacciones con otras personas.

Los usuarios roquenses de la “gran red social” tampoco parecen haber quedado demasiado impactados por su pedido. Al menos, no lo acompañaron como suelen hacerlo con otros vecinos que piden ayuda.

Las redes nos acercan; pero al mismo tiempo nos vuelven un poco más desconfiados. Y no está mal.