Sufrió de poliomielitis en la primera infancia, que lo obligó a desplazarse en silla de ruedas. Pero eso no fue una limitación. A los 20 años descubrió el atletismo adaptado y comenzó a competir en carreras de fondo (1.500 metros) y en la maratón de 42 kilómetros. Y a los 32 se propuso el primer desafío de larga distancia: una “Travesía de la Integración” de 1.000 kilómetros para unir Alaska y Canadá. Hoy, Aníbal “Coco” Urbano tiene 60 años y está en marcha con un nuevo desafío: partió desde El Calafate el 22 de febrero y tendrá su punto de llegada en Mar del Plata. Mañana, “Coco” estará llegando a la Plaza San Martín de General Roca. En total serán 3.500 kilómetros.

Esta mañana Urbano estaba en Cutral Co, preparándose para cumplir una nueva etapa y cubrir los 75 kilómetros que los separan de Senillosa. Allí pasará la noche con su equipo. “¿Por qué hacemos esto? Para mostrar la problemática de la integración, las dificultades que tienen muchas personas para acceder a lugares básicos, para pedir por infraestructura y también para que haya más deportes para todos”, apuntó en un breve diálogo con AN Roca.

El atleta paralímpico realiza la travesía en una silla de ruedas de competición. Cumple el reto con Pablo Silva, que la realiza en una bicicleta adaptada. El equipo se completa con un chofer multitareas porque también hace las veces de terapeuta, nutricionista y preparador. Arrancamos un equipo de cinco personas, pero dos de ellas tuvieron que regresar por razones personales”, explicó.

Muchas expectativas para continuar la marcha: “estamos muy bien, físicamente y de ánimo. La parte más difícil, que es la de montaña, con tanta subidas y bajadas, ya pasó. Algunos dolores, algunas ampollas, lo normal. Ahora viene la parte más sencilla”, comentó.

Para esta prueba de altísima exigencia, Urbano y Silva estuvieron preparándose durante un año con un trabajo físico especial y un nutricionista que les fue aportando una dieta para lograr mayor resistencia. “Las travesías surgieron de una inquietud, difundir nuestro deporte. En la Argentina había pocos atletas en los años ’90 y queríamos mostrar esta actividad”, precisó.

Esta será la octava “Travesía de la Integración” que realizará el atleta marplatense. La historia comenzó en 1994, cuando unió Canadá-Alaska (1.000 kilómetros. Y continuó con las marchas La Quiaca-Mar del Plata (3.000 km. en 1995), Viña del Mar-Mar del Plata (3.100 km. en 1996), Mar del Plata-San Pablo (1998), por 37 municipios bonaerenses (3.000 km. en 1999), Antártida Argentina-Mar del Plata (4.200 km. en 2001) y la de Cataratas del Iguazú-Mar del Plata en 2017.

Durante el recorrido la receptividad ha sido variable: “en los lugares más chicos, hay una mayor participación. En las ciudades grandes, un poco menos, la gente tiene otras preocupaciones. Pero siempre nos hemos encontrado con una gran predisposición a trabajar para que la integración empiece a hacerse una realidad”, dijo.

También destacó el apoyo logístico que brindan las peñas de Estudiantes de La Plata en todo el recorrido. Es que además de una preparación física integral, la travesía demanda una organización al milímetro y de un equipo ampliado que se encargue de la recepción en cada lugar, los contactos, la difusión, el encuentro con otras organizaciones. “Soy hincha del Pincha y ellos me dan una mano”, resaltó. Y en la región, las encargadas de acompañar esta aventura son las peñas de General Roca (Altos del Valle), y Neuquén (Pinchas del Valle); y Comarca Petrolera (Cutral Co – Plaza Huincul).