Los nombres de las calles de una ciudad forman parte de la memoria histórica de una ciudad. Van entrelazando una red de sentimientos e idearios de sus habitantes en cada etapa. Y van dejando pistar de cómo ese grupo social fue asumiendo cada etapa de nuestra organización. Y si en la zona céntrica de nuestra ciudad priman los nombres con referencias a los comandantes de la “Conquista”, a los héroes de la historia patria o de provincias, cuando uno se va alejando se encuentra con otras referencias.

Durante mucho tiempo, el gremio docente UNTER venía reclamando que haya un espacio para rememorar a los vecinos de la ciudad que habían caído víctimas del terrorismo de Estado, entre 1975 y 1983. Varios años estuvieron impulsando la iniciativa hasta que finalmente el Concejo Deliberante avaló esa iniciativa. Y como no podía ser de otra manera, esas calles que recuperan un puñado de nombres para mantenerlos en el presente, están en el barrio UNTER.

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La calle que recuerda a Jorge Patricio Dillon Gigena nace en Damas Patricias y va paralela a Chulavista y Estados Unidos. Tenía 23 años cuando fue secuestrado ilegalmente por una patota de los Grupos de Tarea, el 20 de enero de 1977 en la vía pública de Buenos Aires. Había nacido el 13 de octubre de 1953, vivía en el barrio de Once, estudiaba Letras en la UBA y militaba en la Juventud Universitaria Peronista. Trabajaba en la sucursal Azcuénaga del Banco Provincia de Buenos Aires, donde era delegado del personal. Fue visto en el campo de concentración “El Atlético” antes de su muerte.

Carlos Enrique Esponda estaba casado, tenía dos hijos y estudiaba en la Universidad Católica de Buenos Aires. Fue secuestrado y desaparecido el 29 de junio de 1977 en La Plata, localidad donde vivía con su famillia. Tenía 24 años y militaba en el Peronismo de Base. Había hecho la escuela primaria en el colegio San Miguel, en Stefenelli; y la secundaria en el Domingo Savio de Roca. El grupo de tareas invadió su domicilio, mantuvo cautiva a la familia y esperó hasta que regresó al domicilio. Carlos y su compañera, María, estuvieron detenidos en la Comisaría Quinta de La Plata, hasta que fue traslado y nunca más se supo de él. María fue liberada dos semanas más tarde.

La calle que lo recuerda está también en la zona oeste de la ciudad, entre Mitre y Moreno.

Carlos Alberto Malvino Ducas fue asesinado el 21 de septiembre de 1976, cuando tenía apenas 22 años, en Buenos Aires. Había cursado la primaria y la secundaria en Roca y al momento de su muerte estudiaba en la UBA. Era militante de la organización Montoneros. Trabajaba en el Poder Judicial y fue perseguido durante la “Noche Judicial, en la que asesinaron a 17 personas. El logró escapar a la redada pero finalmente fue alcanzado y muerto en el barrio de Almagro.

Enrique Carlos Povedano Rajneri era un militante del Partido Socialista de los Trabajadores, trabajaba en la delegación de Previsión Social de la Nación y estudiaba Ciencias Económicas en la Universidad Nacional de La Plata. Tenía 24 años cuando fue asesinado por un comando de la Triple A en Punta Lara, a pocos kilómetros de la capital bonaerense, el 5 de septiembre de 1975, junto a su compañera, Adriana Zaldúa, y otras cuatro personas. Estaban apoyando al personal de Petroquímica Sudamericana, que se encontraba con medidas de fuerza.

Su nombre designa una calle ubicada al norte del canal grande, también en el sector oeste, entre General Paz y Arturo Pratt.

A Susana “Roxana” Rudel la secuestraron un 24 de septiembre de 1976 en el barrio de Almagro, en Buenos Aires. Estaba en la puerta de la casa de su tía y nunca más se supo de ella. En Roca, vivía en la calle Don Bosco casi 25 de Mayo. Se había marchado a Buenos Aires para estudiar y para sostenerse, trabajaba como instrumentista del Hospital Rawson.

La calle que recuerda su memoria está ubicada entre José Gadano y el Canal Princial.

María Victoria Salgado Battistessa fue secuestrada y desaparecida el 15 de diciembre de 1978 en su departamento de Gaona y Seguí, en el barrio porteño de Caballito. Tenía 22 años, dos hijos y estudiaba Derecho en la UBA. Hija de una reconocida familia de la ciudad, su padre era defensor de presos políticos y su mamá, “Bocha”, fue la fundadora de la librería “Quimhué”. La misma “Bocha” y su socia habían estado detenidas durante cinco meses en 1977 por “vender libros subversivos”.

La calle que la recuerda corre entre Yrigoyen y 25 de mayo; y es consecutiva de Jachal e Iguazú.