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Los desafíos del “nuevo periodismo” en la era digital

Los desafíos del “nuevo periodismo” en la era digital:

Territorio limítrofe y en disputa; cruce de caminos y tierra de nadie. El periodismo se adentra en esa región que es de todos y es de nadie; persiguiendo el doble propósito de encontrar una verdad y al mismo tiempo, presentarla como una historia interesante. En ese marco, el periodista será aquel “historiador del instante” y el escritor de novelas policiales que además de correr el velo para hacer comprensible una realidad compleja, debe recurrir al estilo y el buen decir necesario para llamarla atención. Y en este «Día del Periodista», caben algunas reflexiones sobre cómo fue evolucionando la actividad y sus posibilidades de seguir compitiendo en la época de la comunicación digital.

Hacer periodismo siempre llevó implícita la pasión por buscar información y por la toma de una postura desde la que se ejerce la profesión. Y un riesgo, porque acercarse a determinados sitios puede poner en peligro la vida. En los años de plomo de la última dictadura cívico militar, 223 periodistas y trabajadores de la comunicación fueron desaparecidos en las cuevas de los campos de concentración. Sin distinciones, desde un profesional con la personalidad de Rodolfo Walsh; un empresario de medios como Rafael Perrota, dueño de El Cronista; o el secretario de Prensa de una dictadura anterior, Edgardo Sajón.

Hacer periodismo lleva el compromiso de estar en la primera línea de fuego en un frente de guerra donde, se sabe, la primera víctima es la verdad. En el conflicto de Ucrania, en apenas tres meses se computan 32 periodistas asesinados.

El periodismo tiene nombres y apellidos, no es una entidad abstracta. Los periodistas que le ponen el cuerpo a esas contingencias. El polaco Ryszard Kapuscinski pudo escribir una increíble historia de la “Guerra del fútbol”, que en 1969 envolvió a Honduras y El Salvador desde el mismo lugar del hecho. Walsh pudo describir minuciosamente como se había organizado el campo clandestino de torturas y asesinatos en la Esma para su Agencia Clandestina de Noticas. O John Hersey, el norteamericano que desembarcó con las tropas de asalto en Tokio y viajó clandestinamente hasta Hiroshima, denunció e hizo públicas las dramáticas consecuencias de la primera bomba nuclear.

El periodismo patagónico tuvo sus protagonistas desde el siglo XIX, cuando los hermanos Julio y Bernardo Guimaraens publicaban “El Río Negro” desde Carmen de Patagones en 1879. Y el año siguiente se tenían que cruzar a Viedma para evitar la persecución de un juez de paz poco complaciente con las críticas. Y sus víctimas, como Abel Chaneton, asesinado por sus denuncias luego de la matanza de presos en el paraje Zainuco, en enero de 1917.

Esta actividad supo adaptarse a los cambios de las tecnologías y crear nuevos géneros periodísticos. El primer desafío para el monopolio de los medios gráficos en la región llegó en 1963, cuando se instalaron cuatro radios AM de Río Negro: Roca, Villa Regina, Viedma y Cipolletti. Años después llegaría la televisión, un poderoso sistema que llevó a una nueva transformación de los estilos periodísticos.

Hasta que en estos últimos tiempos, la digitalización y la velocidad de las redes sociales están poniendo a prueba – una vez más -, la capacidad del periodismo para realizar una nueva adaptación. Hace seis años, el director del diario español “El País”, Antonio Cano, vaticinaba el próximo final de las ediciones en papel. ““Empiezo a tener la impresión de que el paso del papel a lo digital es solo uno y no el más grande de los muchos pasos que los periódicos tendremos que dar hasta alcanzar nuestro verdadero espacio futuro”, afirmaba en una carta abierta dirigida al personal.

Y en esa búsqueda estamos en la actualidad. Los cambios han sido verdaderamente vertiginosos: dos generaciones de periodistas han podido observar cómo se pasaba de la máquina de escribir a las notebooks y de las linotipos a la edición on line. La instantaneidad es la máxima. La búsqueda de la novedad, el desarrollo de una información, siguen siendo las normas básicas para el trabajo de un periodista pero ahora las herramientas son millones de veces más potentes. Un botón de Google nos permite acceder a millones de datos que deben ser interpretados y puestos en una serie que les de significación.

Para el periodismo moderno y sus protagonistas, los periodistas, los desafíos siguen siendo los mismos que animaron a los hermanos Guimaraes a traer una imprenta desde Buenos Aires a un territorio que recién empezaba a tener asentamientos permanentes. El compromiso con la verdad, la búsqueda de límites para los poderosos de turno, el contacto con las necesidades de los lectores y la necesidad de mantenerlos informados y al mismo tiempo, entretenidos.

Cambian las herramientas, las velocidades y los tiempos. La esencia y el compromiso siguen más vigentes que nunca. De su rigurosidad, estilo y precisión para informar, dependerá las posibilidades de supervivencia de este «nuevo periodismo».

Gentileza anr

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