Los que acostumbran a realizar paseos por la zona de la costa ribereña van a tener que tomar algunas precauciones, porque el río Negro va a ir recuperando lentamente su caudal. Durante cuatro meses, por una decisión de la Autoridad de Cuencas se limitaron las erogaciones al mínimo posible. A partir de esa semana, con los preparativos para el inicio de la temporada de riego en los diferentes sistemas de la región, se produce un leve repunte.

El Neuquén, que venía erogando 30 m3/segundo aguas debajo del dique compensador de El Chañar, ya duplicó su nivel y está llevando 60 m3/segundo. El Limay, en tanto, llevará 250 m3 a partir de mañana (un 47 % por encima del nivel de hoy). Esto significa que a su paso por Roca, el río Negro tendrá un volumen de unos 300 m3/segundo.

Es un caudal que está muy lejos de lo que podría considerarse una crecida pero esta recuperación llevará al río a recuperar algunos sectores que habían quedado sin agua y que algunos amantes de las caminatas aprovecharon para incluirlos en sus paseos.

El titular del DPA y representante de Río Negro en el directorio de la AIC, Fernando Curetti, destacó que la decisión es mantener la emergencia hidrológica declarada el año pasado y manejarse con mucha prudencia en el uso del agua. “Venimos de más de 10 años de sequía intensa, por lo que las precipitaciones de la temporada llaman la atención. Pero recién cuando termine agosto vamos a poder hacer una evaluación y definir si es un año seco o normal”, precisó el funcionario.

Recordó que al finalizar el verano, los embalses tenían apenas el 30 % de su reserva de agua, por lo que el panorama pintaba muy desalentador. Durante el otoño y el invierno se produjeron algunas lluvias y nevadas que modificaron el pesimismo inicial. “Hasta ahora sería un año de aportes normales a la cuenca, pero hay que esperar para hacer una evaluación definitiva”, puntualizó.

Curetti consideró también que se está ante un escenario de “cambio climático”, en el que se pueden producir “situaciones extremas” en uno y otro sentido. “Lo estamos viendo en Europa, en Australia, en Asia. A una situación de inundaciones descontroladas le sigue un período de sequía, como está ocurriendo ahora”, comentó.