El ministro de Educación y Derechos Humanos de la provincia, Pablo Núñez, destacó que un episodio de violencia como el que se vivió en la ESRN N°1 de Roca “produce un quiebre en la institución escolar” y comentó que va a ser muy difícil “un retorno a clase con normalidad” después de “como se mediatizó y cómo se viralizó” el caso a través de las redes sociales.

A su criterio, ahora viene un trabajo de contención: “hay que reelaborar hacia dentro de la institución, con un trabajo pedagógico y un abordaje interdisciplinario, con la participación de la SENAF, de Derechos Humanos, los equipos técnicos del ministerio, el personal directivo y los docentes”, comentó.

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El titular de la cartera educativa se refirió también a la necesidad de recomponer vínculos y poner en práctica la tolerancia, el respeto y la convivencia. “No se logran resultados inmediatos, pero es el camino”, dijo. También resaltó que en las escuelas “no solo se enseñan contenidos curriculares, como ciencias sociales, naturales o ciencias duras. También se enseñan la tolerancia y el respeto por el otro”.

En ese sentido, apuntó que ya se enviaron los equipos técnicos de la dirección de Educación Secundaria y de Inclusión Educativa. “Tenemos que reconfigurar esta situación; que los adultos asuman el rol que deben asumir y que los estudiantes entiendan que la convivencia se trata de esto, y que la tolerancia se ejercita y se aprende”

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Núñez recordó que el mismo miércoles, cuando se difundieron las imágenes de una mamá que entró en el establecimiento para recriminar primero y agredir después a un estudiante, el ministerio resolvió actuar en dos direcciones. Por un lado, “se hizo la denuncia por la agresión, que no podemos permitir porque estaríamos ingresando en una escalada que después no se puede frenar. Con el mismo argumento que esa madre atacó a un adolescente; un familiar puede reaccionar esa manera. Por eso actuamos rápidamente, indicó.

Pero aclaró que “también se escuchó a la mujer” reclamando que no estaba siendo escuchada por el equipo directivo y docente de la institución, ya que su propio hijo era víctima de acoso escolar. “Los adultos tenemos que entender que la violencia no se soluciona con más violencia”, explicó. De allí que se dispusiera un equipo técnico y un trabajo interdisciplinario.

La otra línea de investigación que sigue el ministerio es para entender cómo se pudo producir ese hecho sin que ningún integrante del personal docente o no docente llegara a intervenir para prevenir la situación.